Capitulo 15

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Mientras permanecía en el barco, observando la isla con creciente preocupación, no pude evitar pensar que el tiempo se estaba estirando interminablemente. La inquietud me envolvía al ver que todos se estaban tardando más de lo esperado. Decidí girar mi mirada hacia el mar, intentando despejar mi mente, pero el grito urgente de Damian me hizo darme vuelta rápidamente.

—¡Lyriana! —su voz se escuchaba distante y cargada de angustia.

Bajé del barco de un salto, corriendo hacia él con el corazón acelerado. Cuando llegué a su lado, mi respiración se detuvo por un instante al ver que Damian estaba herido. Sangraba profusamente del brazo, y su expresión de dolor era evidente.

—¿Estás bien? —le pregunté con voz temblorosa—. ¿Qué te duele?

Damian hizo una mueca, destapando su cortada con una mano mientras trataba de mantener el equilibrio.

—Fuimos atacados —respondió, su voz entrecortada—. Me hicieron esto, pero lo peor es que Kaelan sigue allá.

Una oleada de náuseas me invadió al escuchar su respuesta. No podía soportar la idea de que Kaelan estuviera en peligro. Me debatía entre la preocupación y el miedo, pero sabía que debía actuar.

—Tenemos que ir al barco para curar tu herida —dije, intentando mantener la calma.

Damian me detuvo con un gesto firme.

—No, Kaelan sigue luchando. Tenemos que ir a salvarlo —insistió.

El pánico y la desesperación se apoderaron de mí. La herida de Damian no era algo que pudiera ignorar, pero la idea de perder a Kaelan era insoportable. Sin más opciones, me uní a Damian, corriendo a su lado mientras nos dirigíamos hacia el lugar donde Kaelan estaba en peligro.

Las piernas me temblaban mientras avanzábamos, la urgencia de salvar a Kaelan superando el dolor y la preocupación por Damian. Cada paso parecía una eternidad, pero no había tiempo que perder.

Llegamos a la escena del ataque, y la desesperación se apoderó de mí al ver la situación, el suelo lleno de manchas de sangre, espadas tiradas en el suelo derramando sangre, hasta que lo vi, la espada de Kaelan. Damian se detuvo en seco, su rostro pálido y sus piernas tambaleándose, y yo comencé a buscar a Kaelan con desesperación.

—¡Kaelan! —grité con fuerza, mi voz resonando en la atmósfera cargada de tensión.

Miré a mi alrededor frenéticamente, mi corazón palpitando con una mezcla de miedo e impotencia. Cada sombra parecía esconder un peligro, y mi mente corría en círculos, sin saber qué hacer. La desesperación me envolvía, y mi visión comenzaba a nublarse por las lágrimas que amenazaban con caer.

Damian, al borde del desmayo, me llamó en un susurro débil. Giré mi cabeza rápidamente hacia él, y en ese momento lo vi tambalearse, a punto de caer al suelo.

—¡Damian! —exclamé, corriendo hacia él con urgencia.

Me lancé hacia Damian, atrapándolo antes de que su cuerpo se desplomara. Lo sostuve con todas mis fuerzas, tratando de mantenerlo consciente mientras sus ojos se cerraban lentamente. Mi respiración era errática y mi mente estaba en caos.

—Damian, ¿qué pasa? —le pregunté, mi voz quebrada por la preocupación—. ¿Qué puedo hacer?

Damian apenas podía responder, su estado era crítico. Con lágrimas en los ojos, traté de mantenerlo despierto y consciente mientras seguía buscando a Kaelan con la esperanza de encontrarlo a tiempo. La impotencia y el miedo se mezclaban en mi pecho, haciéndome sentir más perdida que nunca.

Las Profecías Del Océano: La Isla De Los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora