Kaelan y yo discutíamos sobre el mejor momento para irnos. Yo sostenía que lo mejor era partir de día, cuando todos estaban ocupados con sus cosas, pero Kaelan insistía en que la noche era más segura para escabullirse sin ser vistos.
—Si nos vamos de día, nos mezclamos con la actividad diaria —argumenté—. Nadie se fijará en nosotros.
—Y si nos vamos de noche, nadie podrá seguirnos —respondió Kaelan, su tono firme—. Es más fácil desaparecer en la oscuridad.
Nuestra discusión se intensificó, ambos defendiendo nuestras opiniones con vehemencia. Sin darnos cuenta, nos fuimos acercando el uno al otro. Sentí su aliento en mi piel y noté el cambio repentino en su rostro.
Kaelan sonrió de lado, su mirada se suavizó. —Me gusta cuando te pones así de terca —dijo en un tono seductor, su cercanía haciendo que mi corazón latiera más rápido.
Suspiré, molesta, y lo empujé con fuerza. Exhausta, me dejé caer en el césped, observando cómo Kaelan se levantaba del suelo con una sonrisa en el rostro. En ese momento, vi a Eamon acercándose a nosotros.
—¿Todo bien por aquí? —preguntó Eamon, su mirada alternando entre Kaelan y yo.
—Estamos decidiendo el mejor momento para irnos —respondí, tratando de mantener la calma—. Kaelan cree que la noche es mejor, pero yo pienso que el día es más seguro.
Kaelan se sacudió el polvo de la ropa y asintió. —Necesitamos tomar una decisión pronto. No podemos quedarnos aquí indefinidamente.
Eamon frunció el ceño, considerando nuestras opciones. —Ambos tienen puntos válidos. Quizás deberíamos dividirnos, como mencionamos antes. Una parte del grupo se va de día y la otra de noche.
Asentí, aunque no estaba del todo convencida. —Está bien. Pero debemos asegurarnos de que todos sepan qué hacer y adónde ir.
Kaelan se acercó a mí, su expresión más seria. —Entonces, es hora de planear los detalles. No podemos permitirnos ningún error.
Pasamos el resto del día discutiendo los pormenores de nuestro plan. La tensión entre Kaelan y yo seguía presente, pero sabíamos que debíamos concentrarnos en la seguridad de Eamon y su familia.
Más tarde, cuando el sol comenzaba a ponerse, Eamon y Alessandra se prepararon para partir. Liam, con su inocencia intacta, parecía emocionado por la aventura, aunque no comprendía completamente el peligro que enfrentábamos.
—Cuídense —dije, abrazando a Alessandra—. Nos veremos pronto.
Eamon asintió. —Gracias, Lyriana. Nos encontraremos en el puerto.
Mientras los veía alejarse, sentí una mezcla de preocupación y esperanza. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba decidida a hacer todo lo posible para protegerlos.
Kaelan se acercó a mí, su mirada fija en el horizonte. —Es hora de que nosotros también nos preparemos.
Asentí, recogiendo mis pensamientos y centrándome en la tarea que teníamos por delante. —Sí, es hora.
Cuando llegó la noche, Kaelan y yo nos preparamos para partir. Estaba frustrada, sintiendo el peso de dejar la isla sin haber encontrado a la familia de Crabbe. Pensaba en cómo iba a dar la noticia de que no estábamos ni cerca de encontrarlas.
Kaelan caminaba detrás de mí, pero de repente me detuve, haciendo que chocara contra mí.
—¿Qué te ocurre? —preguntó Kaelan, su tono fastidiado.
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Las Profecías Del Océano: La Isla De Los Dragones
FantasiEn un mundo donde la profecía y el destino se entrelazan, Lyriana, una joven con un pasado complejo, se ve atrapada en una lucha entre el bien y el mal. Junto a Kaelan, un capitán pirata con un agudo sentido del humor y sarcasmo que pone a prueba la...