Prólogo

740 48 7
                                    

Primer día, del nuevo instituto. Tendría que estar nerviosa, pero no lo estoy, estoy acostumbrada a los cambios, los nuevos institutos y los nuevos compañeros. Todo me resultaría mucho más difícil si no tuviera a Sam a mi lado. Sam es mi mejor amiga, desde siempre. Nos conocemos de toda la vida, somos como hermanas. Nuestros padres se conocieron mucho antes de tenernos en España. Son unos grandes productores de cine, y desde entonces han ido juntos a todos sus trabajos, llevándonos a nosotras y nuestros hermanos con ellos.

Estamos las dos mirándonos al espejo, arreglándonos para nuestro primer día.
Yo, es la segunda vez que me cambio, ya que mis queridos hermanitos me han tirado un batido encima.

Se llaman Eric y Ben, son unos gemelos muy traviesos, y si quieren algo no paran hasta que lo consiguen, aún que supongo que todos lo pequeñajos de 6 años son iguales

-Me queda bien está?- me dice Sam, girándose para que la vea.
Lleva una blusa morada, y unos vaqueros largos. Sam es guapísima, aunque ella no lo crea. Tiene los ojos azules, el pelo rubio, que le llega por un poco más debajo de los hombros. Es un poco más bajita que yo, pero solo por un par de centímetros.

-Sí, te queda genial-digo, sonriendola.

Yo, me decido por unos vaqueros cortos y una blusa de tirantes negra.

Nos seguíamos mirando al espejo hasta que David nos llamó la atención.

-Chicas, bajad ya, que no llegamos- grita David.

David es el hermano de Sam, tiene 18 años, y es casi igual que ella. Es bastante atractivo, no se puede negar, pero es el hermano de Sam, y como si fuera el mío.

A parte de David, Sam también tiene una pequeña hermanita de 6 añitos, ella es Claire, y es la pequeña de la familia, es un amor de niña. Es súper guapa y se porta genial.

Despues de darnos los últimos retoques salimos del baño, cogimos nuestros bolsos y nos dirigimos hacia la puerta principal, en la que nos espera David con su coche y con cara de estar molesto con nosotras por tardar tanto.

Sam va directa al asiento del copiloto, mientras a mi se me cae el pesado bolso que llevo al hombro.
David se agacha, lo coge y me lo da.
-Tan torpe como siempre Soph- dice riéndose.
-Gracias-le digo irónica, y me abre la puerta del coche.

Cuando estamos todos dentro, David arranca el coche y pone la música a tope.

Pone la típica musica heavy rompe timpanos que le gusta a él, por lo que Sam y yo nos quejamos durante un rato hasta que conseguimos que, ya que no quiere poner musica que nos guste a nosotras, al menos no pusiera nada de música, por lo que nos pasamos hablando lo que quedaba de viaje.

No tardamos mucho en llegar.

Aparcamos un poco lejos de la puerta y Sam y yo nos quejamos por tener que andar un poco más, y David se ríe de nosotras, recordándonos lo vagas que somos.

Ya estamos cerca de la puerta principal. Hay mucha gente, casi todos están divididos en grupos, algunos nos miran por ser nuevos y otros ni se percatan de nuestra existencia.

Antes de entrar en el instituto me fijo en dos chicos rubios, los cuales parecen ser gemelos, apoyados en sus motos, nadie se acerca a ellos, parecen tenerlos miedo, pero todas las chicas que pasan se quedan mirándolos.

Voy demasiado distraída como para darme cuenta de que, a no ser que vaya en otra dirección me chocaré con una chica, por lo que al no hacerlo acabo cayéndome al suelo. La chica me mira desde el suelo y se ríe de mí, de nuevo demostrando lo torpe que soy.

Es alta, delgada, pero con muy buen cuerpo. Tiene el pelo largo y moreno y los ojos verdes. Va demasiado pintada, y lleva unos pantalones cortísimos y un top negro que deja que se le vea todo.
-La próxima vez, ve con cuidado- me guiña un ojo y sus 2 amigas se ríen, mientras se alejan.

Sam me ayuda a levantarme, me doy cuenta de que todo el mundo me esta mirando. Genial, no puedo tener más suerte.

Vuelvo a mirar a los dos chicos rubios, ellos también me están mirando. Cuando se dan cuenta de que los miró, uno de ellos me sonríe dulcemente, el otro simplemente me mira.

Salgo corriendo a dentro del instituto, para librarme de esta humillación.

Veo un cartel que pone baño y decido entrar. Me lavo la cara, me miro al espejo y respiro hondo. No ha sido nada, y recuerdo lo que mi madre me diría en estos momentos "Cuando alguien quiera hacerte daño, sonríe, para no darle la satisfacción de la importancia". La echo mucho de menos, hacen ya casi 2 años que se murió y no puedo parar de pensar en ello.

Derrepente escucho la puerta abrirse y veo a Sam.
-No dejes que esa barbie, te humille, seguro que tiene más tetas que cerebro.
Me río y la abrazo, es la mejor.

TwinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora