Los tres shinigamis se concentraron, buscando la presión espiritual de Ulquiorra. Aunque era evidente que intentaba ocultarla, sus emociones fuera de control lo delataron. Gin fue el primero en percibirlo.
-Está en el lado oeste de la ciudad.
-Llévenme ahí, por favor. Antes de que se marche.
Gin tomó a Orihime en brazos, miró a Rangiku, que le guiñó un ojo de regreso y se marcharon. La cargó hasta allí tan rápido como pudo, sintiendo los latidos acelerados del corazón de la chica.
¿Qué siento por Ulquiorra?
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, se detuvo y dejó a Orihime para que caminara hasta allí. Le inquietaba la idea de dejarla sola, pero, estaba seguro de que el Arrancar no la lastimaría.
-Suerte, Inoue.
-Gracias, Gin.
Se tomó un par de segundos para intentar calmarse y caminó, lo más decidida que pudo hasta Ulquiorra. Se encontraba en un mirador desde el que se veía perfectamente la puesta de sol; era conocido por ser uno de los lugares predilectos para las jóvenes parejas o para las propuestas románticas.
La última vez que ella había estado allí, el panorama era completamente diferente. Habían decidido ir en grupo: Ichigo, Mizuiro, Keigo, Tatsuki, Sado, Uryu y ella. En aquel momento, ella deseaba profundamente que Ichigo se le declarara. Muchas cosas habían ocurrido desde entonces.
Se acercó despacio y observó a Ulquiorra, sentado en el borde del mirador, donde ningún humano se atrevería a sentarse por el evidente riesgo de caer. El sol teñía todo de un tono ámbar, dándole un aspecto etéreo a Ulquiorra.
Es hermoso.
De repente, Orihime cayó en cuenta de que ella jamás pensó eso de Ichigo. Lo encontraba guapo, sin duda, pero nunca pensó que él fuese hermoso.
Me gusta su rostro.
Tragó saliva y dio los últimos pasos hasta él. Notó su respiración más acelerada de lo habitual, casi como si estuviese llorando. Justo en ese instante, Ulquiorra volteó a verla, con el rostro más triste que ella hubiese visto.
- Dime, mujer, ¿por qué siempre tengo que esperar paciente el pedazo que me toca de ti?
Lo siento.
- ¿Qué haces aquí? ¿Ya supiste que quería tu amado Kurosaki-kun? -dijo casi escupiendo lo último.
No quería lastimarte.
- Odio esto, odio sentirme de esta forma. Extraño no sentir, todo era más fácil.
La vida a veces duele, ¿no es así? Pero desde que estás conmigo... duele menos, cada vez menos.
- Siempre seré el número dos para ti.
No, no es así.
- Ulquiorra, agradezco muchísimo que te hayas preocupado tanto por mí y que me hayas dicho que no saltara hacia los brazos de Ichigo, porque podía caerme. Lamentablemente, soy el tipo de persona que necesita caerse para aprender. Como todos, supongo. Y si decides seguir viviendo entre los humanos, es probable que también te ocurra -Ulquiorra la miró, extrañado. Se fijó en cómo la chica sonreía dulcemente, y a la vez, comenzaba a llorar- No quiero perderte, Ulquiorra.
- Mujer... -su voz fue casi un susurro.
- Sé que soy egoísta, no puedo evitarlo. Pero... te juro que no estoy enamorada de Kurosaki-kun. Me duele, sí, pero no lo amo. Te lo juro por Sora.
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No tengo miedo
RomanceLa Guerra de Invierno ha acabado, pero no es el fin, es sólo el comienzo de nuevos romances y nuevas oportunidades. Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo. Esta es una adaptación libre. Queda estrictamente prohibida su copia, distribución o...