Desde aquel fatídico encuentro, Renji pasaba los días entre la casa de Sado y Orihime. Aunque intentaba enfocarse en su entrenamiento, su cabeza lo devolvía constantemente a la habitación de Ichigo.
Repasaba la situación una y otra vez, recriminándose por pensar que tenía una oportunidad con Rukia. En las noches iba a la zona de entrenamiento especial de Urahara, y pasaba horas, hasta sentir que se desvanecía. Era la única forma de aplacar el dolor.
La presencia de Renji era, especialmente molesta para Ulquiorra, quien percibía los efectos negativos que causaba en Orihime. Era un recordatorio constante de su propio dolor, que intentaba disimular lo mejor posible; no quería arrojar más leña al fuego. Sin embargo, diariamente pasaban al menos una hora conversando sobre el mismo tema: nadie se atrevía a decirlo, pero era agotador.
- Debemos hablar, Abarai Renji -dijo con su parsimonia habitual aprovechando que Orihime seguía en el trabajo- No permitiré que sigas arrastrándola contigo a tu agujero de miseria.
- ¿Perdón? -contestó confundido y con un dejo de desdén- ¿De qué hablas, Arrancar?
- Hablo de que contaminas a Orihime con tu tristeza y no la dejas salir de ese agujero. Ella ya ha sufrido suficiente.
- ¿Crees que me gusta esto, que no sé que me miran con lástima? Estoy intentando superarlo.
- Pues no lo parece. Más bien, pareciera que disfrutas la atención que recibes de ella.
- Ah, con que es eso. Te molesta no ser la única criatura que llama su atención, tienes que compartirla -Esas palabras fueron suficientes para sacar a Ulquiorra de sus casillas.
- Cero.
- ¡Ruge, Zabimaru!
- Cálmense los dos -dijo Gin colocándose entre ellos- Lo más probable es que se maten y destruyan la casa. No me opongo a lo primero, pero, estoy seguro de que no le causaría ninguna gracia a Inoue.
- Ya bastante ha sufrido, ¿no creen? -Rangiku observaba todo de brazos cruzados- Por favor, deténganse. De todos modos, entiendo que estés triste Renji, pero, estoy de acuerdo con Ulquiorra. No puedes seguir arrastrando a Orihime a esas conversaciones todos los días. Es dañino para ambos.
- Jamás he querido lastimar a Orihime... pensé que quizás, hablarlo ayudaría.
- No finjas que lo hacías por ayudarla -exclamó Ulquiorra- Solo te ayudabas a ti mismo.
- Más bien, creo que buscas reafirmación -Gin se llevó la mano al mentón, pensativo- Ella te da el espacio para que te sientas mal y puedas deprimirte sin sentirte avergonzado o juzgado.
- Esta conversación es ridícula -Renji miró fijamente a Ulquiorra- No tengo por qué darles explicaciones sobre el tiempo que paso con Orihime, especialmente a ti, que eres una criatura despreciable, que en cuanto tenga la oportunidad, la traicionará.
- Retráctate.
- Abarai, basta -Rangiku miró a Gin, preocupada. Si ambos decidían pelear, sería muy difícil separarlos, y llamarían inmediatamente la atención del Seireitei.
- Dime, ¿por qué te preocupas tanto por ella? Me parece absurdo considerando que la secuestraste, prácticamente la sometiste a torturas psicológicas, y ahora, ¿te preocupas por ella?
- Basta -Por un instante, la voz de Ulquiorra se quebró. Y no pasó inadvertido para los demás -Sé lo que hice, no necesito un recordatorio. Mi preocupación por ella no es de tu incumbencia.
- Claro, tienes el derecho de decirme que deje de arrastrarla a mi tristeza, pero no das ninguna explicación.
- Abarai -Gin sintió una quinta presión espiritual acercándose a la casa- detente.
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No tengo miedo
RomanceLa Guerra de Invierno ha acabado, pero no es el fin, es sólo el comienzo de nuevos romances y nuevas oportunidades. Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo. Esta es una adaptación libre. Queda estrictamente prohibida su copia, distribución o...