Capítulo 2

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YOLI

Me levanté temprano y fui a la cocina ya que no me pude dormir de nuevo. La luz estaba encendida, Raquel ya se habría ido a dar su paseo matutino y David no se levantaba hasta pasadas las doce del mediodía. Avanzé despacio hasta que reconocí la silueta que se estaba preparando un café para despertar e ir a trabajar.

-Hoy trabajo, por si no lo recordabas.

-La verdad, es que después de como vinisteis ayer, lo primero en lo que pensé fue en que había pasado, no en lo temprano que llegaste.

-¿Me vigilas?

-Yo no. Es tu hermana la que te vigila. Estaba preocupada porque no sabía bien de donde conseguías tanto dinero por las noches. Llevaba un tiempo planeando seguirte una noche para saber la verdad. ¿Por qué no la dijiste?

-Si ella sabe en los líos en los que estoy metido...me abandonaría y no volvería a saber de ella.

-¿Enserio piensas que te abandonaría?

-No lo sé. Quizás.

-Que poco conoces a tu hermana David. ¿En qué líos estás metido?

-Alcohol, fumo... Aunque ella sabe que fumo y bebo un poco, pero no le digas que me paso algunas noches.

-¿Y las drogas?

Aunque Raquel estaba de paseo, y yo no le contara nada, tarde o temprano se enteraría de todo e iba a ser peor. David tenía adicciones, y lo peor es que nunca nos habíamos dado cuenta niguna.

-Nunca las he probado y estoy orgulloso.

-Está claro que necesitas una chica para asentar la cabeza.

-Yo no necesito una chica.

La cerradura de la puerta se abrió y entró Raquel pensativa, seguro que por lo que sea que ocurrió la noche anterior. No me había dado tiempo a averiguarlo así que tendría que descubrirlo en otro momento. En ese momento era mejor dejarles solos así que me marché a mi cuarto y puse música en la cadena. Me puse los auriculares para asegurarme de que no oía nada, pero al rato los gritos de ambos eran más fuertes que el volumen. Aquello era insoportable, salí de la habitación y cuando llegué a la cocina, la taza de café de David había caído al suelo y se había hecho añicos con todo el café derramado por el suelo.

David apretaba los puños, tenía los nudillos completamente blancos y Raquel también. Era un gesto familiar que ambos tenían, les venía de familia.

-¿Se puede saber qué os pasa? Los gritos se oyen desde la otra punta de la casa.-dije gritando.

Ambos se dieron la vuelta para mirarme sorprendidos ya que era la primera vez que me metía en un asunto de hermanos.

-Nada.-me dijo David- Se ha enterado de todo.

-¿Todo?

-Las drogas, el alcohol y que fuma.-respondió Raquel de mala gana.

-Será mejor que bajeis el volumen. O mejor, que pareis de discutir.

-¿Hace cuanto lo sabías?

-Antes de que llegaras.-respondí.

Negó con la cabeza, se colocó la bandolera y salió por la puerta cerrándola de un portazo haciendo que las normas de la casa, se cayeran al suelo y el cristal que las protegía se rompiera. Puede que Raquel necesitara estar sola, pensar. Pero alomejor no quería estar sola y necesitaba despejarse, no sabía a donde había podido ir. LLamé a una amiga que tenía de toda la vida, una a la que nunca le presenté a Raquel, con la que podía contar. Al responder mi llamada, no le importó hacerme el favor de ayudarme a buscarla.

JUNTOS SEGUIREMOS EL COMPÁS(Auryn, no son famosos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora