una segunda oportunidad para hacer las cosas bien ⋆⌇ 𝘺𝘰𝘳𝘪𝘪𝘴𝘶𝘮𝘪¡!

twenty one

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« Tanjiro »

☀︎ Extraña Familiaridad ☀︎ 

Tanjiro no era en realidad una persona miedosa.

Es cierto que durante su niñez tuvo los temores comunes que todo niño experimenta: la oscuridad que parecía esconder criaturas desconocidas, los cuentos sobre monstruos que secuestraban exclusivamente a los niños o el miedo a ciertos animales que podían parecer intimidantes.

Sin embargo, todo cambió cuando se convirtió en el hermano mayor de cinco niños. Fue entonces cuando comenzó a adoptar una actitud valerosa y protectora. No podía simplemente ignorar cuando Nezuko escuchaba un ruido extraño en medio de la noche y buscaba refugio en sus brazos, o cuando Takeo se ponía nervioso al interactuar con personas desconocidas y necesitaba de su apoyo. Por supuesto que no.

Él era el hermano mayor, y con ese rol venía una responsabilidad que aceptó sin dudar. Salía al rescate de sus hermanos con valentía, porque sabía que ellos dependían de él. Para ellos, Tanjiro no era solo un hermano, era su segundo lugar seguro, después de sus padres. Nezuko siempre lo decía con orgullo: él era su ejemplo a seguir.

Sin embargo, todo eso cambió cuando el destino lo condujo a convertirse en un cazador de demonios. Fue entonces cuando el miedo comenzó a tomar nuevas formas, mucho más profundas y aterradoras. Ya no se trataba de temores infantiles que podía disipar con palabras tranquilizadoras o acciones simples.

Ahora enfrentaba cosas que podían lastimar no solo su cuerpo, sino también su espíritu.

Comenzó a temerle a la sangre, esa que ahora parecía rodearlo constantemente. Temía la oscuridad de la noche, que ya no era un refugio, sino un escenario peligroso. Tenía miedo de la muerte, esa que veía de cerca cada vez que un compañero caía en combate. Temía a los demonios, criaturas que representaban un peligro que nunca había imaginado en su vida anterior. Y, sobre todo, tenía miedo de nunca curar a Nezuko.

A diferencia de su vida como vendedor de carbón en un pequeño pueblo, donde los problemas eran pequeños y las soluciones estaban al alcance de sus manos, ahora todo era diferente.

Su vida consistía en empuñar una katana bajo el frío de las noches interminables, asesinar demonios con una determinación que a veces flaqueaba y presenciar escenas que desgarraban su corazón, como personas inocentes y compañeros cazadores muriendo en charcos de su propia sangre. Cada día era una lucha constante contra sus propios miedos y una carrera contra el tiempo para salvar a Nezuko.

Más de una vez, en las noches más sombrías, se encontraba cuestionándose: "¿Será este el día en que muera?". Intentaba no pensar demasiado en ello, pero la pregunta siempre estaba allí, como un eco en su mente. A pesar de todo, Tanjiro era terco. El miedo no lo detenía porque sabía que no podía rendirse. Haría cualquier cosa, incluso sacrificar su último aliento, por Nezuko. Ella era su razón para enfrentarse a los terrores que lo acosaban cada noche.

A veces, en esos breves momentos de descanso, su mente lo traicionaba con imágenes de lo que pudo haber sido su vida si los demonios no se hubieran cruzado en su camino. Imaginaba una bonita casa en medio del bosque, con una cocina cálida donde prepararía algo sencillo pero delicioso, tal vez algo con batata. Cuando terminara, llamaría a su familia para que se reunieran a la mesa; todos estarían allí, disfrutando de una comida casera mientras las risas llenaban el ambiente. Y, en esa escena, aparecería también la persona con quien compartiría el resto de su vida, alguien que llenaría de lo colmaría de amor.