El miedo es tan paralizante como el trauma, yo supere los míos, vencí con convicción todo para ser lo que se necesitaba de mi, me perdí en el proceso y me encontré en la oscuridad, pero no me arrepiento, hice lo que tenía que hacer, mate a quien deb...
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Génesis.
Una semana después.
Cuando te pierdes en tus pensamientos sin tener la fuerza para esconder con rapidez lo que sientes antes de que se asiente en tu sistema el tiempo transcurre condenadamente lento y tortuoso.
Prácticamente no he dormido por qué mi cabeza sigue atacándome con pensamientos, recuerdos y lo que he evitado todo este tiempo, sentimientos, no me complace decir que el día de hoy esos mismos sentimientos que he estado escondiendo como si de una peste se tratase están fuera, tan fuera que los siento a flor de piel, calando en mi cuerpo y corazón como navajas afiladas haciéndome entender cuando el enojo y la desesperación se hacen presentes que estaba mucho mejor sin sentir nada.
Antes no me hubiera molestado que alguien me hubiera dejado sola por un largo tiempo, la soledad era mi fiel acompañante, eso hubiera pensado antes, antes de descubrir que mi parca no era imaginación mía sino uno de mis más grandes acosadores, quizá no debería haber descubierto que tengo tantos sentimientos hacia esa “imaginación” como lo hago.
Sintiéndome como he descubierto hace poco impaciente salgo de mi habitación, nuestra, según sus palabras, no he querido prestarle la suficiente atención a sus palabras porque ahora que puedo sentir, el miedo es el que se ha apoderado más de mi mente que ningún otro, fue tanto el tiempo en el que no sentí miedo que casi no logré reconocerlo, pero lo hice, esa sensación de opresión en el pecho, de sentirse devastada donde tus sentidos se agudizan y las palabras suelen golpear el doble de lo que lo hacen, lo conozco tan bien, lo hice durante años y ha vuelto el doble de fuerte.
Salgo hacia el pasillo y bajo las escaleras, son pocos los hombres que pasan por aquí y ninguno de ellos se atreve a mirarme, Vitaly me ha dicho que puedo caminar y hacer lo que quiera en la casa así que entro en la cocina y abro el refrigerador, observo todo el interior no sintiéndome satisfecha con lo que encuentre, quiero la comida de mis hermanos, no quiero esto, no quiero a todos estos hombres, los quiero a ellos, quiero el rostro de pocos amigos de Mikhail, la sensatez de Dimitri y sus comentarios sabelotodo, quiero la sonrisa fácil de Alexander, quiero…
Una coca.
Salgo de la cocina con mi coca cola en la mano y sosteniendo el sorbete con mi otra mano para tomar, quiero recorrer la casa ya que no he querido hacerlo los días anteriores. Siendo completamente sincera, no tuve ánimos, apenas y si quise levantarme de la cama para ir al baño, podía seguir aguantando, pero cuando la burla de anciana con pañales salió de la boca de Vitaly mis piernas se movieron por sí solas hacia el baño.
La sala de la casa está completamente vacía salvo por dos guardias que custodian el ventanal que da al patio trasero, paso de largo en dirección a la puerta de entrada queriendo comprobar si lo que dijo Vitaly de poder salir cuando quiera es verdad y me detengo ver a de la puerta a observar la pequeña discusión que hay allí.
Parece ser una pareja la que está discutiendo, el la sostiene fuertemente de la cintura para que no entre mientras que los guardias tapan la entrada no dándole permiso a entrar, se la nota muy enojada por la actitud de ellos tres.
Tomo otro sorbo de coca desde el sorbete haciendo el típico ruido cuando el líquido se vacío y el sorbete ya no puede absorber más líquido desde el fondo, el ruido llama la atención de los presentes en mi dirección haciendo que los dos guardias giren para mirarme abriendo así un gran espacio en la puerta y eso me permite observar completamente a la mujer que es retenida por quién asumo yo es su pareja.
Tiene piernas largas o al menos eso es lo que simulan los tacones de diez centímetro de alto, el vestido extremadamente corto y escotado es tan vulgar que ni siquiera una prostituta lo usaría y eso en sí solo, es decir mucho, su cuello está adornado por enormes piedras brillantes que llaman la atención hacia su pronunciado y firme pecho, es imposible que eso sea natural, pero tampoco me importa.
Siguiendo mi costumbre continuó en silencio mientras todos me miran como si fuera un fantasma o algo sobrenatural que nunca antes hayan visto, la mujer enloquece en brazos de su pareja arremetiendo en gritos e insultos hacia mí mientras él intenta taparle la boca, levanto las cejas cuando el tacón de la mujer golpea el pie del hombre u está se suelta y corre en mi dirección, me muevo de lado haciendo que la mujer pase de largo y casi se choque con una pared.
Mujer: ¡Casi me rompes la nariz perra!
Miro hacia todos lados y vuelvo a mirarla con burla.
Génesis: ¿Me hablas a mí?
Ahora parece demasiado sencillo encontrar razones para reírse, antes con suerte llegaba a sonreír, pero viendo esta hilarante imagen frente a mí intentando intimidarme es suficiente para que la carcajada salga por sí sola.
Hombre: Svetlana cállate y vamos, no tienes que estar aquí cuando Vitaly vuelva.
El nombre de mi parca en su boca llama mi atención y casi quiero preguntar qué tiene que ver mi parca con ella, pero no sería propio de mí.
Svetlana: ¿¡Porque no!? Soy su prometida ¿¡Quien tiene más derecho de estar aquí que yo!? ¿¡Esta puta!?
El enojo y otro sentimiento que no reconozco empiezan a quemar en mi interior como dos brasas encendidas quemando todo a su paso.
Génesis: Está puta tiene nombre —extiendo mi mano en su dirección como si en verdad esperara que ella la tomara— soy Génesis Kostas, futura esposa de tú prometido.
Esas palabras no solo terminan por cambiar toda mi vida, sino que libera tantas emociones en todos los presentes y recién llegados que casi me arrepiento de haberlas dicho, casi.