13

64K 8K 19.5K
                                    

¿Tal vez no estás tan sola?

Pero, ¿lo aceptarías?

Las palabras de Tate nos toman a todos por sorpresa, y el ambiente en la sala se carga de una sensación de alarma y urgencia.

Aunque me impacta más a mí. De hecho, me pongo pálida al escuchar eso de que hay Novenos por todos lados buscando a Damián y que alguno podría descubrir una de las entradas al refugio, porque solo pienso en una cosa:

Mi sangre.

Mi sangre que, después de haber tenido aquel momento con Damián en el que le afectó la proximidad de mi herida, ahora sé que tiene un tipo de olor diferente.

Mi sangre que puse en un montón de paredes...

Oh no.

Oh no...

Creo que quiero hiperventilar. Las ideas se atropellan en mi mente, y una sensación de pánico se apodera de mí.

—¿Estás seguro? —Verne le pregunta a Tate, con su voz suave ahora denotando preocupación.

—Sí —asiente Tate, todavía algo acelerado mientras lo explica—: estaba tratando de dar con la dirección desde la que Aspen le envió el video mensaje a Damián, pero más bien di con los mensajes que están rondando por todo el pueblo: los grupos de búsqueda se están desplegando por el bosque y los alrededores de Asfil. —Gira la cabeza hacia Damián, que se ha detenido en su salida con Nicolas para escuchar la situación—. ¿Qué hacemos? —Recurre a su líder con expectativa y preocupación.

La mirada de Damián se desvía, pensativa, y sus ojos oscuros se cargan de concentración y tensión.

—¿Tenemos todos los sensores y cámaras activas? —pregunta él. Sé que por su mente están pasando cientos de pensamientos y posibles estrategias, tratando de encontrar la mejor solución.

—Sí, todo eso está en orden —le confirma Tate, aunque de pronto hace una mueca—, es decir, si tenemos electricidad todos los medios de seguridad funcionarán perfectamente.

Damián suspira silenciosamente. Sus músculos se relajan apenas un poco.

—Entonces solo nos queda esperar —dice con cierta resignación pero también con decisión—. No podemos salir a hacer vigilancia. La mejor opción es quedarnos a escondidas hasta que los grupos se cansen de buscar.

—Y si el pueblo está atestado de Novenos no podemos arriesgarnos a rondar por las zonas de la biblioteca en estos momentos. —Verne concuerda con Damián, añadiendo esto para Poe y para mí—: Me temo que tendrán que esperar un poco.

Poe hace una mueca, visiblemente descontento, y sus hombros se hunden ligeramente.

—Bueno... —acepta en una exhalación sin ninguna otra opción.

—De todas maneras, desde hace tiempo estamos preparados por si alguien descubre una de las entradas —menciona Tate, como calculando mentalmente las posibilidades. Aunque de repente se acuerda de algo, o más bien, de alguien, y pasa a mirarme a mí—. Lo único que no tenemos arreglado sería... Padme, ¿sabes defenderte?

Todos ponen su atención en mí tras la pregunta. Tengo que tragar saliva y darme una bofetada mental, porque estoy demasiado estática, silenciosamente asustada.

—Eh... —Por un momento, mi cabeza es un desorden y no sé qué decir, pero luego me ordeno—: bueno, sí, aprendí a pelear un poco y a usar cuchillos, aunque no soy experta.

—De acuerdo, creo que Damián podría ayudarte a practicar... —Tate va a sugerir, pero la negación sale inmediata de mi boca, con más fuerza de lo que espero:

DAMIÁN - PARTE 2 © [subtítulo pendiente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora