¿Qué crees que haces?

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Paula:

Era Sábado por la mañana. La luz del sol entraba por la ventana. Serían las 9 o por ahí. Restregué mis manos en forma de puño sobre mis ojos. Tenía a un Carlos en boxers durmiendo a mi lado, bostecé y me volví a dormir.

Dos horas después me volví a despertar y Carlos no estaba a mi lado. En ese instante entró con una bandeja con zumo y tortitas. Una sonrisa se formó sobre mi rostro.

-Buenos días, pequeña.-Dijo dándome un pequeño beso.

-Buenos días amor.-Le contesté devolviéndole el beso. Se tumbó a mi lado y empezamos a desayunar.

-¿Qué vamos a hacer hoy?-Le pregunté curiosa. No quería quedarme en casa encerrada todo el día.

-¿Quieres que vayamos al centro comercial?-Dijo sonriente.

-Vale.-Dije y fui al baño a darme una relajada ducha. Salí y fui a mi habitación a vestirme. Carlos seguía tumbado sobre mi cama.

-¿Puedes irte? Quiero cambiarme.-Dije cruzándome de brazos.

-No es nada que no haya visto antes.-Dijo guiñándome el ojo. Tenía razón. Pero le empujé a fuera de la habitación y cerré la puerta.

-Eres mala.-Dijo fuera de la habitación y solté una risita.

Abrí el armario y saqué mis pantalones negros favoritos, una camisa de cuadros y una camiseta gris y de zapatillas me puse unas vans. Cuando terminé abrí la puerta y me encontré a un Carlos apoyado en la puerta de la habitación de enfrente esperándome. Cogí dinero, el móvil y me dirigía a por la moto.

-¿A dónde crees que vas?-Me preguntó Carlos.

-A por la moto, ¿por?-Dije extrañada por su pregunta.

-Vamos en mi coche, pequeña.-Dijo acercándose a mi. Me cogió de la cintura acercandome más a él. Y me dió un corto beso.

10 de minutos después nos encontrábamos en el párking buscando un sitio donde aparcar. Una vez estacionamos el coche, nos dirigimos a las tiendas.

Me acerqué a una tienda de vestidos y vi un precioso vestido blanco de encaje. Entré rápidamente mientras Carlos caminaba lentamente hacia mí. Entré el probador y una vez tenía puesto el vestido, salí para que lo viera Carlos.

-Wow! Estás preciosa.-Dijo depositando un pequeño y corto beso sobre mis labios.

Volví a entrar al probador para quitarme el vestido y ponerme mi ropa. Me dirigí a la caja y lo pagué.

Después de dos horas andando de tienda en tienda nos sentamos en una pequeña cafeteria.

Una chica vino a tomarnos el pedido. Me di cuenta que no paraba de lanzarle miraditas a mi novio.

-Amor, ¿Tú que vas a pedir?- Dije dejando mi mano sobre la suya y entrelazamos los dedos. La chica se quedó sorprendida.

-Para mí un café con leche, ¿Y tú que quieres, amor?- Dijo Carlos

-Lo mismo. -Dije sonriente y la camarera me miró con una cara de envidia y asco.

Terminamos nuestros cafés y Carlos me llevó a casa. Al entrar estaba Pablo. No me acordaba que seguía teniendo llave de la casa.

-Y-yo he venido a disculparme- Dijo cabizbajo.

-Pues bien, perdonado. Ahora márchate de aquí. -Dije fría y con una mirada de repugnancia.

-Porfavor, Paula, necesito que me perdones. Y-yo siento haberte abandonado. Siento haberte hablado como te hablé por teléfono. -Dijo ¿llorando? ¿Estaba llorando?

-Y-yo... te perdono. -Dije tristemente y él corrió hacia mí y me abrazó. Echaba de menos sus cálidos brazos. Desde que mamá nos dejó, no los había vuelto a sentir.

Media hora después estábamos Carlos y yo solos en mi casa. Empezó a besarme tierna y lentamente. Me cogió al aire, enrollé mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello. Me llevó a mi habitación y me tumbó sobre mi cama.

Empezó a quitarme la camisa pero yo fui más rápida y me giré para quedar encima de él. Empecé a quitarle su camiseta y fui dejando un pequeño rastro sobre su cuerpo.

Él hizo exactamente lo mismo que yo hice. Me giró quedando él encima mío. Terminó de quitarme la camisa y los pantalones, quedando sólo en ropa interior. Hizo un recorrido de besos desde mi cuello hasta mi cintura, y después desde mis pequeños pies, hasta mi entrepierna.

Carlos se quitó los pantalones quedando sólamente en boxers. Nos desicimos del resto de ropa que ya estorbaba. Cogió un plastiquito metalizado de sus pantalones.

Al acabar me acurruqué en sus brazos y lentamente caí sobre los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente, tenía 6 llamadas perdidas de Toni. ¿Que quería? Lo llamé.

-¿Paula?- Dijo llorando

-¿Que pasa? ¿Porque has llamado tantas veces? ¿Estás llorando? -Dije un tanto preocupada. No era normal que alguien me llamase 6 veces seguidas. Y menos siendo Toni.

-¿Puedo contarte el lunes en la Universidad?

-Claro, hasta mañana, Toni.- Dije sorprendida. ¿Que habrá pasado para que esté llorando y me haya llamado tantas veces?

Dejé el móvil sobre la mesita de noche y me volví a dormir junto a Carlos. Y de nuevo el sonido del teléfono me despertó. Pero ahora nada más y nada menos que un número desconocido.

-¿Diga?

-Alejate de Carlos. Él es mío.- Dijo una voz fría.

-Él es mío, no tuyo. Por algo es mi novio.- Dije ya enfadada. ¿Quién se creía que era?

-Si fuera tu novio, no se habría acostado conmigo el otro día. -Eso había dolido. Y mucho.

¿Carlos me estaba engañando? No podía ser. No.

Buenas, aquí nuevo capítulo. Sé que he estado tiempo sin escribir, pero no he estado muy bien y no tenía ganas de escribir. Siento tanto haber tardado mucho. Espero que os guste. Un besazo, Patri:)

Virgen a los 19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora