No porfavor, no

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Paula:

Al entrar recordé todo lo que había pasado la noche anterior. La carta. Los llantos por mi madre.

Un policía se nos acercó y nos llevó a la sala para identificar el cadáver.

No. No podía ser. Allí se encontraba mi madre. Empezaron a recorrer lágrimas sobre mis mejillas. Tenía el cuello lleno de moratones igual que todo el cuerpo. Estaba pálida. Tenía los ojos completamente abiertos. Me acerqué a ella y le dí un beso en la frente.

Pablo al verme llorar me abrazó. Él también estaba llorando. La quería muchísimo.

-E-es e-ella -Dijimos los dos tartamudeando.

-Llevaremos el cuerpo al forense.- Dijo el policía.

Horas después estábamos los dos en mi casa. Pablo había decidido quedarse conmigo a vivir por un tiempo. La persona que más quería se había ido de mi vida.

¿Quién había sido capaz de hacer una cosa así? Y en ese instánte recordé la nota. "Tu peor pesadilla". Esa frase recorría mi mente a todas horas.
¿Quién podría ser?

Esa semana no fui a la universidad. Carlos venía cada tarde a hacerme una visita. Intentaba hacerme sonreír y olvidarme un poco de la muerte de mi madre. Pero ella seguía en mi mente.

La echaba mucho de menos. A partir de ahora todo sería diferente.

Y volvieron a llamar del cuartel.

-El forense ya ha hecho la autopsia y quiere hablar con vosotros.-Dijo el mismo policía de la vez anterior.

-Enseguida v-vamos.-Dije con la voz entrecortada.

Avisé a Pablo y nos dirijimos hacia el cuartel.

-Las marcas en el cuello han sido producidas por estrangulamiento. Y los golpes del cuerpo por patadas. Tiene dos costillas del lado derecho rotas.- Dijo el forense.- No hemos encontrado huellas dactilares. Es posible que la persona que hiciese eso, utilizase guantes.

Pablo y yo, volvimos a casa. Nos encerramos en nuestras respectivas habitaciones.

Entré en la ducha y me di un largo baño. Necesitaba relajarme después de todo lo que había pasado. 45 minutos después salí. Me dirigí hacia mi habitación y me puse el pijama.

Bajé a la cocina y me dispuse a prepararme la cena. No tenía mucha hambre, así que me preparé un bocadillo de jamón serrano con tomate y un vaso de coca-cola.

Cené y fui a mi habitación. Me tumbé en la cama y cogí un nuevo libro para leer. Escogí "La Quinta Ola" de Rick Yancey y me dispuse a leer, pero antes revisé mi móvil por si tenía alguna notificación.

Sin darme cuenta me quedé dormida leyendo.

Al día siguiente, desperté sobre las 10 de la mañana. Era sábado y no tenía nada que hacer. Bajé a la cocina a desayunar y me di cuenta de que faltaban cosas. Mientras bajaba por la escalera, vi que faltaban varios cuadros. Y todos eran fotos de mi madre.

¿Quién los habrá robado? ¿Y si ha sido la misma persona que se llevó a mi madre?

Vi que Pablo no estaba en casa, y no le dí mayor importancia. Desayuné y fui al salón para ver un rato la televisión.

Al rato me llamó Katia.

-¿Paula?- Dijo preocupada.

-Dime.

-¿Porqué no has venido esta semana a clases?-Dijo con tono de preocupación y tristeza. Y enseguida lo recordé. El cuerpo de mi madre, sobre aquella camilla en el cuartel.

-¿Puedes venir a mi casa? Así te lo cuento todo.-Dije medio llorando.

-En 10 minutos estaré alli.

Fui al baño y me peiné el pelo. Lo llevaba hecho un desastre por haber dormido sin coleta. Me lavé la cara para quitar restos de lágrimas y me lavé los dientes.
No me cambié de ropa porque Katia y yo teníamos bastante confianza, y la verdad, daba igual que me viera en pijama.

A los 10 minutos, sonó el timbre y fui corriendo a abrir la puerta. Pero no solo estaba Katia. Estaban todas mis amigas y Carlos.

¿Qué hacía él aquí? Seguro que Katia se lo había dicho para que viniera a verme.

-H-hola- Dije bajando la cabeza y mirándome los pies y mis manos entrelazadas.-P-pasad.

Estuvimos hablando y las chicas no paraban de intentar hacerme reír e intentar que me olvidase de todo. Hasta propusieron ir a beber a un bar. Según ellas el alcohol es bueno para olvidar problemas. Y la verdad era que sí, pero no me apetecía nada divertirme.

Carlos estuvo todo el rato abrazado a mi y con nuestras manos entrelazadas. Este chico era un amor. Me encantaba. Y por suerte había olvidado completamente a Toni.

Y en ese momento llamaron al timbre. Fui a abrir y era él.

¿Qué hacía Toni aquí? ¿Quién le había dicho de venir?

Capítulo nuevo. Espero que os guste. Siento haber tardado tanto en subir otro capítulo y que sea cortito. Un besito, Patri :)

Virgen a los 19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora