Me lo tengo que repetir otra vez: ¿por qué estoy aquí? Son muchos factores que me han llevado aquí donde estoy, pero no entiendo exactamente por qué ha tenido que ser éste mi destino. ¿Es porque he elegido los caminos incorrectos? No lo sé pero aquí estoy. Y lo odio. Odio sentir ese fuerte impulso de salir corriendo, ni siquiera lo he visto y ya estoy casi con un pie fuera del hotel. Seguro son las secuelas que me ha dejado la experiencia de hace un rato con aquél imbécil que quiso follarme a la fuerza. Espero que el señor Nicols se pudra en el infierno.
Nunca debí ponerme ese traje de cuero tan vulgar, casi estuve por pasar nuevamente por... bueno, ya no tiene importancia, pero ésta vez Judy me dejará escoger mi atuendo. Aunque claramente no he hecho una buena elección al ponerme esta falda de cuero color negro, esta blusa roja de tirantes y estos tacones tan altos; me alegra haber traído abrigo para ocultar mi ropa vulgar. ¿Qué hago aquí? ¿Qué hago aquí? Continúo observándome en el reflejo de la puerta de vidrio, no debería estar usando esta ropa ni estarme dedicando a esto —aunque he fallado estrepitosamente en mi labor—, yo debería tener otra vida, otro destino... no éste. Dios, si mis padres no me hubiesen abandonado hace nueve años sé que hoy estaría haciendo otra cosa.
Hace una media hora atrás estaba recibiendo una llamada de una mujer desconocida, quiere que use el nombre de Joanne woodward para encontrarme con un hombre en la habitación 69 de éste mismo hotel, aquí donde estoy parada como idiota. Me ha dicho también que al finalizar la noche encontraré los trescientos dólares que cobro por mis servicios aunque me ha dado la elección de tomar ese dinero o quedarme con la breve experiencia que ese hombre puede darme. Las palabras de aquella mujer me asustan: «Te estará esperando un chico, es realmente atractivo... sólo te advierto que tengas cuidado porque ese hombre puede meterse hasta en tus entrañas sin mover un sólo dedo». No sé si correr ese riesgo. Me dan miedo los hombres, siento temor de correr peligro, de ser abusada de todas las maneras... ya sea de cuerpo y de corazón. No quiero que un hombre se me clave en el corazón porque me da miedo, no quiero sufrir ni un poco.
—Buenas noches, señorita, ¿se le ofrece algo? —una voz varonil me hace saltar del susto cuando soy sacada bruscamente de mis pensamientos. El hombre ha de notar mi cara de espanto ya que me mira preocupado—. Lo siento.
—No, descuida, yo... —mi voz se corta del miedo y de los nervios. Mierda, tranquilízate si no quieres que piensen que eres terrorista o algo así.
El hombre, que posee el uniforme del capitán de botones, arquea una ceja ante mi comportamiento.
—Lo sé, debería estar exhibida en el zoológico.
—He estado observando que desde hace aproximadamente quince minutos está parada frente la entrada del hotel, ¿busca a alguien?
Me ruborizo al instante. Sabía que parecía idiota pero no que en realidad lo era. Joder, ¿qué hago? ¿Me hago pasar por Joanne Woodward? ¿Podré aguantar mis impulsos de salir corriendo cuando esté parada frente aquél hombre?
—Ehh... sí. —Respondo, e inmediatamente me arrepiento.
—Bien, sígame a recepción.
El hombre me abre la puerta de cristal, me deja pasar primero como todo un caballero y después toma la delantera para guiarme hacia la lujosa recepción. Me siento tan poca cosa en el MileNorth, él tan lujoso y yo tan insignificante. Le sigo los pasos por el lujoso piso mientras yo cuido que no le esté rayando el azulejo brillante con mis tacones de aguja. Cuando llegamos frente a la recepcionista, ella me sonríe cordialmente así que me obligo a sonreír, aunque lo probable es que me salga torcida.
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"Atracción Peligrosa" ©
FanfictionCuando la hermosa Ally Baker llega a la habitación 69, donde una mujer misteriosa la ha citado para encontrarse con un hombre que puede meterse en donde no debe, no se esperaba que él resultaría ser un hombre increíblemente atractivo, con unos estan...