Le respondo que voy con él provocándole otra sonrisa incipiente. Joder, me gustaría ver su sonrisa en su totalidad. Tan cara de ver. Me baja de la encimera, nos dirigimos a la puerta, saca el pestillo y abre dejando ver a media legión de mujeres guapas que cambian su cara de enfado por una de fascinación cuando ven al espécimen que tengo al lado. Estoy en ese momento de querer tomar su mano para marcar mi territorio pero luego recuerdo que ni de mi propiedad es. Salgo del servicio y me adelanto para ver si me sigue, no volteo atrás, sólo me voy en busca de Judy para despedirme. Tal vez no llegue a dormir.
Localizo a Judy bailando con Fred la canción The Reflex de Duran Duran. Me acerco a ellos atrayendo su atención, me miran sorprendidos como si me hubiesen estado buscado desde hace rato y hubieran dado por hecho que ya me había ido. Lo sé, debí al menos decirle a Judy que iba al servicio pero, ¿desde cuándo le tengo que avisar? ¿Y quién iba a decir que un hombre perfecto me iba a encerrar en el servicio con él dentro? Judy parece bastante sorprendida al verme, creo que así estaba yo cuando vi al sexy hombre de los tirantes... Entonces caigo en la cuenta.
—¡Hola, soy Judy Gibson! —Grita mi amiga para ser oída por la perfección que tengo detrás de mí. Sé que no va a responderle, lo presiento... lo sé claramente.
—Sólo vengo a despedirme, nos vemos por la mañana —decido intervenir inmediatamente antes de que Judy piense que es un mal educado. Me vuelvo para mirar a Fred y me encuentro con algo de baba cayéndole por la comisura de los labios—. Fred, tengo que irme... prometo que para la siguiente semana vendré los dos días.
Como mis dos amigos se quedan callados, decido darme la vuelta e irme con la esperanza de que me siga el sexy hombre de los tirantes. Me dirijo hacia la salida esquivando a las personas, y cuando he llegado a la salida, siento a "M" a mi lado para después tomar la delantera. Saca un fajo de billetes del bolsillo de su pantalón y se lo da a Rich como si fuese tal cosa. Me hago de la vista gorda para no incomodarlo y sigo a la perfección andante hacia el auto más lujoso estacionado en toda la calle: su Ferrari 612 GTO. Observo su perfecto trasero moverse al ritmo de su elegante y sensual caminar. Joder, éste hombre es realmente atractivo.
Llega a la puerta del acompañante, abre para mí y recarga un brazo en la puerta mientras espera a que llegue ahí. Sus perfectos ojos se clavan en los míos con la seriedad en su cara, siento como si pudiera ver a través de mí, como si me succionara el alma... hipnotizándome. Lo tengo a menos de diez centímetros y seguimos observándonos una eternidad que me va poseyendo más y más a él. Desde que caí de rodillas cerca de su entrepierna, desde entonces me ha estado mirando de esa forma: con intensidad, profundidad, determinación, poniendo toda su atención en cada detalle de mi cuerpo; analizándome, hipnotizándome. Haciéndome suya con cada segundo que pasa.
—No dejas de mirarme—murmuro.
¿Lo estoy diciendo en serio?
—Tú a mí tampoco —señala, con un pequeño acento burlón. Creo que es bastante evidente que no podemos dejar de mirarnos, yo lo miro porque él me mira... y la verdad es que no puedo evitar responderle de la manera en que menos debería hacer—. Sube al auto, niña bonita.
Me derrito.
—Primero respóndeme por qué has venido a buscarme.
—No, primero iremos al hotel MileNorth. —Dice como punto final, como si fuese mi jefe para estarme ordenando qué hacer—. Sube, ¿o quieres que te siente y te ponga el cinturón?
Pongo los ojos en blanco y entro cuidadosamente al lujoso auto que se ve demasiado cuidado; brilla, huele bien y no hay rastro de polvo ni de basura, así que trato de no moverme mucho para no arruinar la perfección se su Ferrari. Él cierra la puerta, rodea el auto y abre la puerta del conductor despertando nervios en mí cuando entra y toma asiento, se coloca el cinturón de seguridad, coloca las llaves para encender el motor y entonces gira el cuello para verme. Lo miro. Me mira. Pone una cara de fastidio intimidándome, se desabrocha el cinturón de seguridad y me quedo pasmada cuando se estira sobre mi cuerpo para tomar el cinturón. Está tan cerca de mí, lo suficiente para escuchar su respiración, para sentir el calor de su cuerpo... Retengo la respiración al momento en que pasa sus manos por mi cuerpo y de alguna manera nuestras miradas se cruzan. Joder, sus ojos se ven tan impresionantes bajo la luz tenue que nos ambienta el auto. Abrocha mi cinturón después de unos largos segundos y se abrocha el suyo. A final de cuentas terminó por ponerme el cinturón, y yo tengo la ligera sospecha de que en realidad no fue fastidio para él ponérmelo.
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"Atracción Peligrosa" ©
FanfictionCuando la hermosa Ally Baker llega a la habitación 69, donde una mujer misteriosa la ha citado para encontrarse con un hombre que puede meterse en donde no debe, no se esperaba que él resultaría ser un hombre increíblemente atractivo, con unos estan...