CAPÍTULO 09

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Me mira inexpresivo mientras yo trato de procesar sus palabras. ¿Sabe que me he ido con el hombre que es su máximo enemigo? Pienso en lo que eso puede significar para él después de todo lo que ha hecho por mi y me siento ligeramente apenada por haberle traicionado. Sin embargo, no debo olvidar lo que me dijo aquél puesto hombre sobre Scott, puede que sea bueno conmigo pero eso no significa que lo sea con los demás. Lo que me tiene intrigada es el motivo por el cual me trata bien.

Scott toma asiento en un sillón de forma elegante y continúa fumando su habano en la espera de mi respuesta. Puedo imaginar que lo tiene intrigado porque alguien le habrá dcho lo sucedido y espera mi respuesta para ver si estoy siendo mentirosa u honesta con él. Mis palabras pueden condenarme. Trataré de usar una estrategia para no ponerme la soga al cuello. ¿Desde cuándo le tengo miedo?

-­­¿Y bien? Estoy esperando a que me sigas mintiendo. -Dice mientras deja escapar humo por su boca.

Bueno, ¿acaso se cree mi padre para decirme qué hacer? Me armo de valor decidida a sacar mi furia, no voy a dejar que me estén controlando. Yo soy libre y puedo hacer lo que a mi me dé la gana, y si a el señor Harrison no le parece pues que le vaya bien.

-Pues si ya lo sabe, ¿para qué me pregunta? -Espeto.

Scott me mira boquiabierto por mi respuesta. Se pone de pie y se me acerca con decición, yo controlo mis emociones para no caer bajo su mirada intimidante. No pienso doblegarme, así que mantengo la vista alta y le sostengo la mirada.

-¿Quién crees que eres, Ally, para hablarme de esa manera?

-¿Y quién se cree usted para prohibirme cosas? No soy nada suyo para que me diga que haga o deje de hacer. Soy una mujer libre y puedo hacer lo que yo quiera, ¿no es así?

Me mira por unos eternos segundos, incrédulo ante mi extraña y repentina actitud. Se pasa el dedo índice y el pulgar sobre la barbilla, pensativo.

-Una noche y ya te ha puesto en mi contra... -dice después de un largo rato-, pero no te equivoques, Ally, de quien debes cuidarte es de él. Yo sólo trato de protegerte.

Vaya, ahora resulta que todos quieres protegerme. Uno del otro. ¿Pero de qué? Siento que yo todavía no encajo en esta historia. Si Scott quiere que me aleje de "M", va a tener que contarme muchas cosas, más de lo que el sexy hombre de los tirantes ya me ha contado.

-Dame buenas razones para mantenerme alejada de él, de esta manera sólo lograrás que me aleje de ti... de ambos.

-Bien, te contaré.

-Te escucho.

Ambos nos sentamos en un sillón, frente a frente y dispuestos a poner las cartas sobre la mesa, le da una buena calada a su habana mientras recorre con la mirada toda la casa, en busca de cómo empezar su gran revelación. Espero que sea totalmente honesto, porque no sólo se trata de mi seguridad, sino también de mi futuro. A lo mejor son cuestiones del destino que me aleje del primer hombre en mi vida.

-The Onyx tiene como presidente a Armando Riddley, tio del hombre que te gusta tanto. Desgraciadamente para ti y para muchas, su tio lo tiene súmamente vigilado, cuida día y noche su "mina de oro", su empleado estrella... -le da una última calada al habano y lo golpea contra el cenicero-, Armando no dejará que nada ni nadie "distraiga" a su mejor empleado. Éste hombre es un hombre de negocios, todo un criminal, ha matado a sangre fría a todo aquél que se interponga en su camino.

La historia empieza a cuadrarme. Sumando lo dicho por "M" y por Scott, me da un resultado terrible. Ambos son hombres peligrosos, pero quien resulta serlo diez veces más es el sexy hombre de los tirantes, pero no porque él lo quiera así... sino por su tio, el señor Riddley.

"Atracción Peligrosa" ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora