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Siempre has pensado que la nieve es hermosa. Las nubes de suave polvo blanco que cubren los bordes afilados del mundo, la forma en que cae suavemente sobre el suelo como si el cielo besara la tierra.
Pero ahora mismo, piensas, la nieve nunca ha sido tan bonita. Harua sonríe, con una sonrisa de pura alegría en la cara. Las mangas de su chaqueta se abren paso a través del montón de nieve que se ha acumulado, despejando las alas de la cubierta. El frío le empolva la nariz de rosa, acentuando su rostro de forma etérea, y te mira a los ojos, sosteniéndote la mirada simplemente al conectar con ella.
Se ríe, un bonito y dichoso sonido que resuena justo en tu corazón, y no puedes evitar la sonrisa que se forma en tu boca mientras giras sobre tu estómago para admirarle.
"Oye, ¿por qué has parado?", Harua hace un mohín.
"¿Qué?" Respondes.
"Se suponía que íbamos a hacer ángeles de nieve juntos, pero ahora sólo soy yo", explica, y los bordes de su sonrisa se inclinan hacia abajo, y tú frunces el ceño.
"¡No, sigue sonriendo!"
Él exhala una risa confusa, y su boca volvió a torcerse sin contener una sonrisa: "¿Qué?"
"Ya está", suspiras, con un tono de satisfacción.
Él sacude la cabeza, eres tan rara a veces, pero tú solo sonríes en respuesta.
"¿Y?" te pregunta, y tus cejas se levantan.
"¿Qué?"
"Juntos", te recuerda, y tú ríes, rodando sobre él.
"Noooo," Harua se queja, "aquí no."
"¿Qué? Pero quiero hacer mi ángel de nieve junto al tuyo, juntos." Tus hombros se hunden ligeramente por la decepción.
"Lo sé, pero estás estropeando el tuyo." Te señala con su guante y se te derrite el corazón.
"Vale, lo siento, volveré." Empujas con las manos en la nieve, para levantarte, pero un brazo te atrapa sobre tu chaqueta.
"Es demasiado tarde, ya está estropeado porque te diste la vuelta, puedes hacer tu ángel junto al mío, si quieres." Te ofrece.
"Pero es tan suave aquí que no quiero levantarme." Tus brazos se aprietan alrededor de su cintura.
"Pero...," empieza él, pero tú le interrumpes, hundiendo la nariz en el exterior de su chaqueta.
"Puedes ser mi ángel de nieve."
Suspira ante tu comentario tan vergonzoso, a veces es difícil ser tú ángel de nieve, y tu lo abrazas con más fuerza.
Levantas la barbilla para mirarlo mientras él agita sus brazos en la nieve, con las cejas levantadas. Cuando sus miradas se cruzan, una sonrisa se dibuja en su rostro y suelta una carcajada.
Amas la nieve, pero con él a tu lado es infinitamente mejor.
