#O45: cuarenta y cinco.

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𝐬𝐭𝐫𝐞𝐬𝐬. 𝐤𝐨𝐠𝐚 𝐲𝐮𝐝𝐚𝐢.

( 🌸 )

Últimamente, tu novio trabaja cada vez más tarde y a veces llega a casa a la una o dos de la madrugada

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Últimamente, tu novio trabaja cada vez más tarde y a veces llega a casa a la una o dos de la madrugada. Cada vez estás más preocupada por él, ya que también tiene que madrugar para volver al trabajo.

También lleva días sin mandarte mensajes mientras está en el trabajo, y aunque entiendes que esté ocupado, siempre solía decirte que eres su máxima prioridad. ¿No podía enviarte un simple mensaje de vuelta?

Son casi las dos de la mañana cuando por fin oyes abrir la puerta. Yudai entra por la puerta principal del departamento que comparten, cuelga su abrigo y coloca sus zapatos en el perchero cambiándose a sus cómodas pantuflas.

No dice ni una palabra mientras camina hacia donde estás tumbada en el sofá y se desploma sobre tu cuerpo más pequeño, apoyando la cabeza contra tu pecho.

Llegas muy tarde a casa, mi amor”, le susurras, pasándole los dedos por su suave pelo. Él se inclina para apoyar su cara en tu cuello. “Tampoco has respondido a mis mensajes.

Lo sé.” Murmura contra tu cuello. “Lo siento mucho. Hemos estado tan ocupados con las promociones del comeback y demás, que apenas tengo tiempo para comer o ir al baño.

Esto solo aumenta aún más tu preocupación. “¿No has estado comiendo lo que te envío al trabajo?

Sacude ligeramente la cabeza contra ti. “A veces tengo tiempo entre horarios y como algo, pero suelo comer de camino a casa.

Le das un beso en la parte superior de la cabeza. “Eso no es sano, Kei, necesitas comida para sobrevivir. Tu cuerpo no puede funcionar si no lo alimentas adecuadamente.

Lo sé, lo sé.” Te rodea la cintura con los brazos, estrechándote contra él. “Estoy intentando hacerlo mejor. Las promociones acabarán pronto y entonces podremos descansar. Yo también podré pasar más tiempo contigo.

Le abrazas más fuerte. “Te amo. Lo estás haciendo muy bien, ¿lo sabías?”

Te besa el cuello. “Yo también te amo, bebé. Gracias por estar aquí.

¿Comiste la cena que te envié?” le preguntas.

Él asiente y te da otro beso en tu cuello. “Me la comí en el auto justo después del trabajo.

Okei, vamos a la cama.” Tiras de él contigo, levantándote del sofá.

Antes de que puedas arrastrarlo hasta el dormitorio, te atrae contra su pecho. “Gracias”, susurra. “Por todo.” Se inclina para darte un suave beso en los labios.

Esa noche te quedaste dormida en sus brazos.



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