Literalmente, te jaló más profundo en su enorme cofre. Tus ojos se abren ante su acción, pero antes de que pudieras darte la vuelta para decir algo, te abrazó fuerte con su brazo derecho, que era lo suficientemente grande como para envolver tu cuerpo entero. "Es mi bebé finalmente lo suficientemente valiente para sentarse en mi regazo". Seguido de una risita burlona mientras susurraba en tus oídos lo que hizo que toda tu cara se tiñera de un color rojo. Ha pasado un tiempo desde que querías sentarte en el regazo de K, parecía un asiento tan cómodo para ti personalmente, pero no puedes negar que eras demasiado tímida. K te conocía demasiado bien, pero él quería que vinieras a él por tu cuenta, así que se quedó callado. Se aseguró de tranquilizarte y hacerte saber que estaba totalmente bien hacerlo cuando finalmente lograste dejar que tus pensamientos intrusivos ganaran.
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.⋆♱ 𝐅𝐔𝐌𝐀. ✮
Se pondría rígido sutilmente tan pronto como sintiera tu peso en su regazo. Era simplemente una noche normal, Fuma estaba concentrado en su juego, con los auriculares puestos y su amigo gritando palabras incoherentes desde la otra línea. Aprovechaste esta oportunidad para probar algo. Sigilosamente mantuviste tu contacto con su figura sentada en la silla de juego antes de aprovechar la oportunidad de lanzarte sobre él. Definitivamente estaba sorprendido y era obvio que perdió la concentración en el juego desde el principio. Sin embargo, cuando empezaste a retorcerte encima de él, te sostendrá por la cintura, deteniendo todos tus movimientos. "Honey, quédate quieta, necesito concentrarme." Ahí es cuando te das cuenta, tu pequeño intento sutil no fue tan sutil.
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.⋆♱ 𝐍𝐈𝐂𝐇𝐎𝐋𝐀𝐒. ✮
La persona más rápida en dar a conocer tu existencia en su regazo. Te llamaría directamente y se burlaría de ti por eso. Él se concentraría en esa pequeña acción tuya durante semanas mientras se burlaba de ti sin parar. Él te giraba, haciéndote enfrentarlo y mirarlo directamente a los ojos con una mirada engreída en su rostro. "Veo que alguien ha dejado que sus pensamientos intrusivos se apoderen." Le hiciste un puchero, haciendo un gesto de que te vas a bajar de inmediato, negándose a aceptar su provocación, pero solo te encuentras con un fuerte tirón en tu cintura y un dulce beso con sabor a fresa en tus labios.
