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⋆ George ⋆
— Di que si!! — volví a insistirle por ... Bueno ya había perdido la cuenta de cuántas veces le había rogado.
— Ya te dije que no George — me contestó mientras caminaba hacia la cocina. Llevaba solamente una de mis playeras, que apenas y le cubría hasta medio muslo y mientras caminaba mostraba parte de ese bonito panti rojo con encaje.
— ¿Pero porqueeee? — me queje como niño pequeño, sentándome en uno de los bancos, mientras ella se paraba de puntillas para intentar alcanzar algo en la alacena.
Debería pedir que remodelaran el departamento, sobre todo para que ella tuviera al alcance todo, aunque pensándolo bien, me regala una vista increíble de su culo cuando intenta alcanzar algo, sobre todo hoy que llevaba una panti color rojo, y que combinaba perfecto con su tono de piel.
— Porque ya no hay tiempo George, vamos a salir hacia España — dijo obvia mientras me empujaba de mi banco para quitarme, sacandome de mi ensoñación, y después subirse en él para alcanzar lo que fuera que iba a necesitar.
— Pero fueron Charles, Max y Lando los que se terminaron mi roles — le dije, estirando las manos para tomarla de la cintura y darle estabilidad.
— ¿Y yo tengo la culpa de que te apendejaras y se los comieran todos?
— Aparte de que me dejas tirado con ellos, ¿te pones de su lado?
— Pero nada Russell, no voy a prepararte roles cuando nuestro vuelo sale en cuatro horas, y debemos salir en dos horas hacia el aeropuerto, y ni creas que he olvidado que encontré un desastre en mi cocina cuando regresamos,
»Quemaron mis ollas Russell!! y que bueno que son pilotos porque de chefs se morirían de hambre.
— Pero todo fue culpa de Charles, bueno, aunque por suerte estába Yuki para arreglar el desmadre que hizo... Además te compramos dos juegos nuevos de ollas — intente convencerla.
— Era lo mínimo que podían hacer.
Hice una mueca, sería difícil convencerla, y entonces caí en cuenta de que mi cara estaba demasiado cerca de sus muslos, y no pude evitar dejar un beso sobre uno de sus muslos, haciendo que se desestabilizara por el repentino acercamiento.
— Te he dicho lo bien que luces usando mis playeras y prácticamente sin nada abajo — susurre contra ella mientras mis manos subian la playera y comenzaban a pasearse en su cuerpo.
