¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tres meses después. Gran Premio de Abu Dhabi
⋆ George⋆
Me detuve abruptamente en medio del pasillo al ver a Lía saliendo de su habitación y comenzado a caminar hacia mi dirección. Aun no se había percatado de mi presencia por venir viendo la tablet que traía entre manos, pero joder. Estaba bellísima.
No la había visto desde esa madrugada en Singapur. Obviamente cuando desperté ella no estaba en la habitación, y me pregunté si había sido un sueño solamente. Que solo había sido el nivel de alcohol lo que me hizo imaginar cosas.
Pero lo que me hizo darme cuenta que no había sido un sueño, había sido el pequeño bolso que estaba en su mesita de noche. Aunque a decir verdad me volvió a generar duda al ver que realmente no era un bolso de ella, era un bolso de bebé.
Descubrí que era para bebé por la nubecita que estaba bordada enfrente, y por la tarjeta que venía incluida:
"El regalo se queda corto a comparación de los autos de Max y Charles, pero se qué te servirá demasiado.
Te quiere, Muni"
Intente que la curiosidad no me ganará, pero termine revisando el bolso y encontré un bote que parecía ser un termo, un bebieron, dos chupones, una cobija demasiado pequeña y un elefante de peluche.
Había decidido guardarlo para entregárselo en la siguiente carrera, a la cual no asistió, ni a la siguiente, ni las que restaban de la temporada, y por ende, en mi maleta seguía aquel bolso, viajando conmigo de carrera en carrera.
Mi vista choco con la de ella, no lucía molesta, pero tampoco parecía demasiado feliz. No pude evitar dirigir mi mirada hacia su vientre que ahora ya lucía un poco más abultado. No era enorme realmente, y estaba seguro de que no crecería demasiado.
Abrí la boca para articular algo, pero solo la abría y la cerraba, sin que saliera una palabra de ella.
- ¿Podemos hablar? - fue lo único que dije, cuando ella pasó a mi lado sin mirarme siquiera. Ouch.
Ella se detuvo unos pasos más adelante, y se giro levemente para mirarme, y por fin pude observarla detenidamente. Se veía cansada, tenía algunas ojeras debajo de los ojos, no estaba desarreglada, pero había algo inquietante en ella.