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Cinco meses después.
Cinco meses habían pasado desde que Charles y yo habíamos comenzado una relación formalmente.
Y todo se sentía tan irreal. Había vuelto a trabajar y está vez para McLaren siendo la jefa de ingenieros del equipo, aunque en si era la ingeniera principal de Lando.
Aunque mi papá también me había ofrecido un buen contrato de unos cuantos millones y su dicho fue: "De igual forma, si no aceptas ahorita, en algunos años vas a tomar mi lugar como CEO de Mercedes", a lo que Charles bromeó que cuando yo asuma el cargo, lo primero que debo hacer es contratarlo a él, y acepte con la condición de que no volviera a preparar pasta crocante nuevamente. Todo menos eso. No quería que me volviera a dar indigestión como la primera vez que intento hacerla.
Y decir que realmente no está disfrutando está etapa sería mentir. Realmente amaba a ese hombre. Los fines de semana o las semanas que ninguno estaba ocupado, estábamos en el yate disfrutando, o eso hacia yo mientras el jugaba con los niños, que día a día se volvían inseparables con el monegasco. O simplemente íbamos a casa de su mamá a pasar el día, mientras Arthur que también parecía ser el favorito de los niños, jugaba con ellos. Cosa que no le agradaba a ninguno de los chicos. Mucho menos a Max.
Aunque la parte mala era de que los niños estaba creciendo. Y con ese crecimiento vemian los parecidos.
Ambos tenían el cabello claro. Algo que claramente no sacaron de mi, ni de mis genes recesivos. Menos los ojos claros de Nolan. Y era demasiado obvio aunque no quisiera admitirlo. Nolan era la viva imagen de George. Y hacia casi todos los gestos que él.
En cambio Noelia era más parecida a mi, a excepción del cabello claro, obviamente. Aunque sus ojitos cafés claros eran adornados por las espesas pestañas que claramente heredo de George. Era inevitable negar que eran hijos de él, aunque él y la prensa dijeran y pensaran los contrario.
Por suerte la prensa ni los fans los habían visto. Tanto Charles, yo, mi familia y la de Charles junto a los chicos, tratábamos de no subir fotos de ellos, o taparle la carita para que la prensa no empezará con sus teorías y sus noticias amarillistas.
- Lía, cariño, no puedes dejarlos para siempre aquí - dijo Charles, después de darle las instrucciones a Vania, la señora que nos ayudaba en el cuidado de los niños, pues mañana tendríamos que volar al Gran Premio de Las Vegas. Dónde todo había comenzado.
- Lo sé, pero no queiro que la prensa los ataque como lo hacen conmigo - respondí desanimada - No sabes lo mucho que quiero que ellos viajen con nosotros, los chicos también quieren eso, pero son demasiado pequeños para conocer la maldad del mundo, tienen apenas 7 meses.
