T2 - 8 장 🌓

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El sonido del reloj en la sala de espera se clava en mi cabeza como un martilleo constante, estoy empapada el agua gotea de mi ropa y forma pequeños charcos en el suelo. Mi cuerpo tiembla, pero no solo por el frío si no por el torbellino de emociones dentro de mí.

Mi respiración es errática, mis manos entrelazadas sobre mis piernas en un intento inútil de calmarme.

No sé cuántas horas han pasado desde que lo trajeron en la ambulancia, desde que su cuerpo cayo inmóvil en el asfalto.

El recuerdo de como cayó, del sonido seco contra el pavimento, me persigue.

No debería sentir este alivio... pero lo siento. Y este sentimiento me hace odiarme a mí misma porque hace que me parezca a él.

No tuve nada que ver con el accidente, no toqué el volante, no lo empuje, pero tampoco lo impediría si hubiera podido.

Las puertas se abren con violencia y cuando levanto la cabeza veo a su padre interrumpiendo con pasos firmes, sus hombres de confianza siguiéndolo como sombras amenazantes.

Sus ojos me atraviesan como dagas de hielo y en un segundo me encuentro de pie, paralizada, siento como el miedo me enreda la garganta.


—¡Tú! —su voz es un trueno que retumba las paredes.
No me da tiempo de reaccionar. Su mano cruza el aire y me estalla en mi mejilla, haciéndome tambalear. El golpe lanza mi cabeza hacia un lado, un gemido ahogado se me escapa, y el sabor metálico de la sangre se esparce en mi boca.


—¡Si mi hijo no sale con vida, vas a pagarlo con la tuya!


Mi corazón late con fuerza, pero me obligo a sostener su mirada, pero no tengo palabras.

¿Cómo podría defenderme si ni siquiera estoy segura de querer que viva?


Puedo ver su odio, su desesperación y sé que no es una amenaza vacía.

Entonces la puerta del quirófano se abre y el medico sale, su expresión es seria, pero sus palabras traen un veredicto inesperado.


—Sigue vivo —anuncia y por un momento, la sala entera parece contener el aliento —. Sufrió una fuerte contusión en la cabeza. Esta inconsciente pero su estado es estable habrá que esperar.


El alivio en el rostro de su padre es inmediato, pero yo... no sé cómo me siento. Me lanza una última mirada de advertencia.

Esto no ha terminado y no sé cuándo lo hará.

Me obligo a seguirlos hasta su habitación no porque quiera sino porque no tengo opción.

Lo veo desde la puerta de la habitación, tendido en esa cama lujosa demasiado elegante, parece dormido.

Debería sentir algo al verlo así. Lástima, rabia, paz. Pero lo único que siento es incertidumbre ¿Qué es peor, que despierte o que nunca lo haga?

Los monitores pitan con un ritmo constante, y su pecho sube y baja como si estuviera en paz.

Lo acompaño día y noche. Lo vigilo como un fantasma encadenado a su tumba. Pero no es devoción, ni compasión, es aceptación.


La habitación impregnada de un silencio que era interrumpido por sonido de las maquinas con sus pitidos rítmicos marcaban el compás de mis pensamientos.

Al mirarlo, unas mezclas de emociones me invadían, recordaba aquel momento cuando en que nuestras vidas se cruzaron, y lo que paso después.

La puerta se abrió suavemente y entro la enfermera, rompiendo mi trance, su expresión era cálida y maternal me ofreció una sonrisa que intento iluminar la habitación.


—Es bueno que estés aquí con el —comenta con un tono que refleja lo que suponía era un amor genuino —. Para que te quedes todos los días debes quererlo mucho —dijo con un tono de complicidad en su voz.


Yo quería reírme, quería decirle que estaba equivocada.

Quería contarle que esa persona la cual ahora miraba con cierta dulzura y compasión no era nada parecido a un héroe que ella suponía.

Si no que fue el que había secuestrado mi vida, me tenía atrapada no solo en aquella isla, sino que también ahora en una red que me envolvía y que no podía romper.

¿𝓐 𝓺𝓾𝓲𝓮𝓷 𝓹𝓻𝓮𝓯𝓲𝓮𝓻𝓮𝓼? -𝓙𝓚  ☯︎ [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora