🌓에필로그 (Epílogo)

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Nunca he creído en los finales felices.

Tampoco en los definitivos.

Hay momentos que se disfrazan de despedidas, pero son solo pausas antes del siguiente asalto.

Y este... era uno de esos.

Dicen que el tiempo lo cura todo.

Pero el tiempo no borra cicatrices, solo enseña a vivir con ellas.

Nunca fui la víctima perfecta.

Tampoco la heroína.

Solo fui alguien que sobrevivió.

Él creyó que podía encerrarme en una isla.

Creyó que con caricias y palabras bonitas bastaría para hacerme olvidar.

Pero no hay prisión más poderosa que la memoria.

Y yo nunca olvidé.

Ahora es él quien vive encerrado.

Y esta vez... no hay puerta que yo quiera abrir.

Y sí...

A veces el amor no basta.

No porque no exista, sino porque viene disfrazado de cadenas. Porque hay heridas que no cicatrizan con una disculpa tardía.

Lo amé.

Lo sabe.

Lo sigue sabiendo.

Pero elegí mostrarle que el poder tiene límite, que incluso los monstruos bien vestidos pueden caer... aunque sea solo sea un momento. Aunque se levanten después con más furia.

Los dos, padre e hijo no se hundirían fácilmente. No sin luchar.

Y lo sabía.

Tal vez sobornen al Juez. Tal vez salgan.

Tal vez vengan por mí.

Sabía que él estaba esperándome. Que seguía recordando aquella noche en la que parecía que nos amábamos más que al pasado.

Pero el pasado no perdona tan fácil.

No lo odio.

No después de lo que pasó.

Sería demasiado simple.

La verdad es que lo aprendí tarde, la libertad no es huir de alguien. Es quedarse y no temer es mirar a quien te hizo daño y no bajar la cabeza. Es decir, “NO” con voz firme, incluso si el corazón todavía tiembla.

Esto no era el final.

Solo el primer acto de una nueva guerra más grande.

Los días transcurren más lentos desde su arresto. Aún vivo en el mismo lugar, a veces pienso en irme.

Empezar de nuevo, pero para que me encontraría.

Siempre lo hace.

El golpe en la puerta fue firme, educado. Cuando abrí un hombre de traje implacable, canas ordenadas y una voz suave me miro como si ya supiera todo de mí.

—El presidente desea verla —dijo y no necesito decir más.

El centro de detención parecía más limpio de lo que imagine. Frio, pero brillante. Como si intentaran disfrazar la decadencia con buen mármol y cámaras de seguridad.

Me acompañaron a una sala con un gran ventanal que separaba los mundos. Él ya estaba allí sentado con las manos cruzadas sobre la mesa, los dedos quietos, los ojos clavados en los míos antes de que yo siquiera me acercara.

¿𝓐 𝓺𝓾𝓲𝓮𝓷 𝓹𝓻𝓮𝓯𝓲𝓮𝓻𝓮𝓼? -𝓙𝓚  ☯︎ [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora