Capitulo 2

185 15 2
                                    

Después de saber la terrible realidad llegamos a Grecia para abordar el Yate que nos llevaría a recorrer esas hermosas islas durante una semana. 

Eriol tomaba mi mano mientras baja vamos del avión y subíamos a una hermosa camioneta tipo Jeep que nos llevaría a nuestro destino. Durante el recorrido al Yate de Eriol no hablamos en lo absoluto ni siquiera nos miramos. Sabia que este matrimonio seria un desastre y que seria inmensamente doloroso para mi y que no creía soportar todo un año. No quería llorar ni que el me viera hacerlo, bastante humillante era saber que no me quería.

Estaba tan enfrascada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Eriol sujetaba mi mano y me jalaba para bajar de auto. Parecía entusiasmado, por un momento me permite fantasear con la posibilidad de que no podía esperar para tenerme solo para el. Me permití soñar por un nano segundo que el me amaba, hasta que hablo.

- Amy date prisa que no quiero llegar tader, tengo una conferencia con uno de los directores para ver el nuevo rodaje. 

- No me jales Eriol, voy lo mas rápido que puedo. Estos tacones no me dejan caminar.

-Pues no se para que te los pones, Dios. ¿Por que las mujeres son tan lentas?

- No me diste tiempo de cambiarme, tenia todo listo. 

- Solo cállate y camina mas rápido, de acuerdo.

Se notaba su enojo a kilómetros, pero esto no era mi culpa. Él quería salir lo mas rápido posible y no me dio tiempo de cambiarme de ropa, asi que ahora que no se queje.

   *********************************************************************************************** 

Llegamos al Yate, era tan hermoso y majestuoso. Era blanco con una linea dorada que recorría todo el contorno del barco, en un costado podía leerse el nombre del Yate: La Estrella. Al subir pude ver la cubierta era enorme con una jacussi y unas sillas para tomar el sol. En la parte superior se encontraba la cabina de mando, después pasamos a la parte inferior del barco y visualice un corredor, el cual llevaba a tres lindos camarotes dos a los costados del pasillo y al final se encontraba el principal donde se suponía que Eriol y yo pasaríamos la semana, pero no fue iba hacer así.

-Esta sera tu habitación, yo dormiré en una de las pequeñas.

-¿Porque? ¿No se supone que estamos casados y debemos dormir juntos?

-Amy, ya te dije que esto no es real. Solo es un buen negocio entre tu padre y yo. No te amo y jamas te amare. Así que no, no dormiré en la misma habitación que tu.

No pude decir mas, yo solo asentí y lo vi salir de la habitación. Hubiera sido menos doloroso si me encajaba un cuchillo, eso habría sido menos humillante. Yo lo amaba, estaba muy enamorada de el hasta la médula y estaba dispuesta ha conquistarlo. Tenia todo un año y lo lograría. Aria todo lo posible para enamorarlo, para que estuviera loquito por mi. 

Recorrí el lugar, tenia una cama matrimonial enorme con sabanas blancas y cuatro almohadas. Dos pequeñas ventanas de ojo de venado posadas encima de la cama permitían la entrada del sol y la luz de la luna. había un tocador, dos mesas de noche, un pequeño sofá, dos lamparas, un pequeño armario y un baño propio. Era magnifico aun que me hubiera encantado que Eriol lo compartiera conmigo.

Como ya era tarde y no tenia hambre, me empece a desvestir para ponerme mi piyama que consistía en un short y una playera de tirantes con la leyenda escrita: El olor a libro es mi favorito. Un regalo que me había hecho Sam después de encontrarme oliendo un libro, según ella decía que era tan ñoña por hacer eso. Que era demasiado rara, yo le respondí diciendo que no hablara de raras ya que ella era la reina de las raras comiendo pepinillos con crema de cacahuate. Nunca podre comprender como es que le encantaba eso.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta de que Eriol estaba detrás mio, observando mis movimientos. En cuanto me gire di un brinco al verlo, se veía guapo con su short de bermudas y esa playera de tirantes que marcaba sus músculos, era tan ardiente. Lastima que no podía decir que era todo mio, por que no era mio, aun.

- Rayos Eriol me asustaste

- Disculpa no quería asustarte, es que venia a decirte que la cena ya esta servida para que vayamos.

- No tengo hambre, muchas gracias. Estoy cansada y me duele la cabeza, si no te importa preferiría dormir. Quede satisfecha con lo que comí en la fiesta.

- Bueno al menos me gustaría que me acompañaras a cenar, yo no probé bocado y agradecería mucho tu compañía.

- De acuerdo, en un momento subo.

Eriol giro y salio de la habitación. De seguro no comió por estar hablando con mi padre sobre el contrato nupcial. 

Unos minutos después subí a la cubierta para encontrarme con Eriol para acompañarlo a comer. Lo busque en en la cubierta pero jamas me habría imaginado lo que me encontraría. Había una mesa para dos, con velas y una botella de vino tinto, olía rico y inexplicablemente se me abrió el apetito. Cuando me acerque a la mesa había dos platos servidos con Pollo a la crema con verduras y un poco de pasta, moría por probarlos me acerque a la mesa y antes de probar un poco, una voz me sobre salto. Eriol salio de la nada, creo que pretendía matarme del susto o al menos eso es lo que pienso.

- Vamos prueba un poco Amy, se que tienes hambre.

- Esta bien, probare un poquito y después me iré a la cama. Estoy muy agotada quisiera descansar, si no te importa claro.

- Claro que no me importa Amy, esto es tuyo también. Aquí puedes hacer lo que quieras. 

- De acuerdo.

Nos sentamos a comer, sabia tan rico. Se que después de esto tendría que pasar por el gym para bajar esas calorías extras. No era una chica gorda, solo tenia unas curvas de muerte. Tengo un cuerpo estilo años 50 como una guitarra. Me gusta mi figura, es solo que los chicos no piensan igual que yo por eso aun me preguntaba ¿porque Eriol accedió a casarse conmigo? No era hermosa como una modelo, era hermosa a mi manera. La cena transcurría tranquila y no decíamos nada hasta que Eriol rompió el silencio.

- Amy, quiero que nos llevemos bien. No quiero discutir y tampoco llamarte la atención. Quiero que sigas las reglas que pondré para poder vivir bajo el mismo techo.

- ¿Reglas Eriol? ¿Cómo si estuviera en la escuela? Soy tu esposa por si no te habías dado cuenta.

- No por elección, me case contigo para un fin. Así que vamos a poner estas pequeñas reglas.

Me lleva pensó Amy después de asentir con resignación. Si quería conquistarlo tenia que ser una esposa complaciente como decía si madre: para ser feliz a tu esposo hay que obedecerlo en todo.

- Numero uno, no me molestes mientras este en mi oficina. No llamada, ni mensajes, ni tampoco ser inoportuna. Numero dos, nada de celos, odio a las mujeres celosas. Y numero tres, quiero que seas obediente y nada de rechistar. Si te digo que hagas algo lo harás. ¿Estamos?

- Esta bien Eriol, lo aremos a tu modo. Compermiso y buenas noches.

Después de escuchar esas estúpidas reglas, me fui a mi habitación a tratar de digerir esta situación. No llevaba ni un día casada con él y ya tenia reglas. Luego de un rato de dar vueltas y vueltas y vueltas en la cama logre sumergirme en un profundo sueño.



Di que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora