Capítulo 7

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La semana pasó rápido nuestra relación iba de lo mejor. Amy era la mujer más dulce y tierna que conocía. Habíamos salido a pasear por todo Madrid, compramos todo lo que ella quería fuimos a restaurantes y cada noche hacíamos el amor. Me encantaba estar a su lado pero la Luna de miel terminó teníamos que volver a Los Ángeles, ya que tenía un proyecto nuevo y comenzariamos después de mi viaje. No tuvimos tiempo de ir a Barcelona pero le prometí que en otra ocasión volveríamos.

Vamos de camino al aeropuerto a tomar el vuelo privado que contrate para nosotros. Llevó a Amy sentada en mi regazo, nos estamos besando, se que no es seguro pero al carajo con eso, amo besarla me fascina. Ella lleva un vestido corto color negro que es demasiado corto para mi gusto pero, ¿quien soy yo para decirle como vestir? Coló mi mano en su muslo y voy subiendo hasta sentir sus bragas, pero eso nunca sucede ya que mi niña traviesa no lleva. Me separó para verla y tiene una sonrisa la muy pícara.

- ¿Por qué me haces esto? Quieres provocarme un infarto, moriré joven por tú culpa.

Suelta una risita y sus ojos se llenan de deseo, eso me encanta.

- No es que quiera matarte cielo es sólo que no quería barreras entre nosotros.

- Pues prepárate porque te haré el amor a veinte mil pies de altura. Así que más vale que seas silenciosa o las azafatas nos oirán y los pilotos perderán la concentración por escuchar gritar a mi mujer.

Deposite besos por todo su rostro mientras continuaba con su cara de sorpresa.

- ¿La dejé muda señora Oldman?

- No, es sólo que no se que posición haremos primero.

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En cuanto tocamos tierra en L.A sabía que todo cambiaría, estaba devuelta en mi mundo, donde no tenía tiempo para casi nada ni nadie. Todavía no llegaba a casa y las llamadas no cesaron una del publicista, otra del director y una última de mi asistente personal para concretar la agenda de la semana. No quería dejar a Amy sola en casa tanto tiempo pero eso sería imposible, tenía una agenda muy apretada y nada podía esperar.

Llegamos al departamento que compartiría con Amy durante todo el año o más si es que ella se salía con la suya. Ella seguía medio dormida cuando entramos en el.ascensor, se recargo en mi mientras sabíamos a la ultima planta. Estaba tan agotada se le notaba.

El ascensor abrió y preferí cargarla antes de que se cayera, se quedó dormida y la lleve a la habitación. La recoste sobre la cama, la mire fijamente se vei hermosa tan tranquila. Espero que nada cambien entre ambos, nos estamos conociendo y me encanta estar con ella, pero ahora ella está en mi mundo. Me giro hacia la puerta y antes de salir escucho que Amy me habla.

- Eriol, no te vayas.

- En un rato regreso, no tardaré sólo haré unas llamadas y volveré contigo.

Me acerqué a ella y deposite un beso en su frente. Salí de la habitación hacia mi despacho para llamar a mi asistente.

Estando en mi despacho vi que tenía varios mensajes en la contestadora, el primero era de mi madre para saber si habíamos llegado bien, el segundo de mi asistente pidiendo una reunión mañana por la mañana, no llegue al tercero. Estaba tan cansado que no quise seguir escuchando.

Regrese a la habitación con Amy, la encontré plácidamente dormida me recoste a su lado y la traje hacia a mí. Me gustaba la sensación de ella en mis brazos, se sentía tan cálida y su aroma manzana me enloquecía.

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Estaba dormido tan plácidamente, no quería levantarme pero eso era inevitable. Me removi un poco en la cama y no sentí a Amy. Escuche que alguien cantaba, me levante y fui a averiguar de donde provenía la voz. Salí de la habitación y camine por el pasillo que conectaba con la sala, pase de largo y llegue a la cocina. No tarde mucho en averiguar de quien se trataba, Amy estaba en la cocina preparando el desayuno y cantando a todo pulmón, no lo hacía mal.

Di que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora