Capítulo 10

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Ella me miro con tanto temor, tenía lágrimas en los ojos, me hacer que para abrazarla. Para decirle que todo estaría bien.

- Nunca llegaste.

- Lo sé cariño y no sabes cuánto me arrepiento por eso.

- Te grite y grite, pero no llegaste. Él dijo que no llegarias.

Me acerqué y la tomé entre mis brazos. Acaricie su cabello tratando de transmitirle todo el amor que podía.

- Lo sé amor, lo sé. Pero saldremos de esta, voy ayudarte lo lograremos Amy.

Me abrazó tan fuerte, que podía sentir el temor que sentía, pero íbamos a lograrlo.

- Te amo tanto Eriol, no me dejes nunca.

- Nunca te dejaré.

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Ya han pasado dos meses desde el ataque a Amy, dos meses en los que ella se despierta llorando y gritando. Ya no lo soporto, es desgastante. Creí que la terapia le servía pero empiezo a creer que no.

La otra noche quise hacerle el amor y no pude, estaba rígida y nada receptiva. Esto empieza hacer un jodido fastidio.

En estos momentos estoy en la oficina intentando distraerme para no llegar a casa todavía, es horrible llegar a casa con una esposa que no supera lo que pasó. Por Dios, ya pasaron dos jodidos meses. Creo que el universo me odia.

Tan sumido en mis pensamientos estaba que no escuche que Jessica me llamaba.

- Señor Oldman, se que no quería ser molestado pero, la señorita Amanda está aquí y pide verlo.

Amanda, la linda Amanda. Se que le dije que desapareciera pero con el infierno que me está tocando vivir necesito una tremenda distracción. Sólo quedan cuatro meses más y Amy tendrá que darme el divorcio. Sólo espero que nada se complique.

- Hasla pasar por favor Jessica.

- Si señor.

Ella entra esta guapísima con ese vestido color azul que resalta sus curvas y se ciñe muy bien a su figura. No recordaba lo hermosa que es, con todo el problema con Amy no he podido tomarme un respiro.

- Hola cariño, supe lo de tu mujercita. Lamento oír eso.

- Hola Amanda, si yo también lamento lo que pasó. No imaginas cuánto. Pero dime ¿qué te trae por aqui? Creo que había dejado muy en claro que no te quería volver a ver.

Ella rodeó mi escritorio, la seguí con la mirada y gire mi silla en cuanto llegó. Se sentó en mis piernas y rodeó mi cuello con sus brazos. Se que esto estaba mal, que Amy no lo merecía pero Dios estaba tan cansado. Cansado de llegar y no poder tocarla, de ver esos ojos tristes todo el tiempo y sentirme culpable de lo que pasó, cansado de que no avanzará en su terapia. No quería verme egoísta pero quería algo bueno para mi aún que sea una jodida equivocación.

- Amanda ¿qué estás haciendo?

- Dándote un poco de amor.

Y sin decir nada más me beso, fue un beso ardiente, desenfrenado y no tenía nada de amor en el, se trataba de un beso posesivo y duro en donde ella marcaba su territorio y me reclamaba como suyo. Pero yo pertenecía a alguien más, a una mujer de ojos verdes y cabello negro, una mujer que me amaba pero que no podía tocar. Amanda se separó de mi jadeando, nos faltaba el aire por el beso que nos estábamos dando.

- Vamos a un lugar más privado cariño. ¿Quieres?

- De acuerdo, sólo avisaré que saldré y no volveré a la oficina.

Salimos del ascensor hasta el estacionamiento, dejé instrucciones a Jessi por cualquier cosa y les dije a mis guardaespaldas que no me siguieran.

Subimos al auto y la lleve a nuestra vieja habitación en el Hotel Holiday Inn de L.A. Una hermosa suit que era testigo de nuestro desenfreno. Donde sólo importa vamos ella y yo, el mundo podía irse a la mierda mientras yo disfrutaba de ella.

Amanda es espontánea, ardiente y le fascina complacerme. Mientras que Amy me ve con ojos tiernos, es linda y hermosa, mi chica ideal, la que le muestras al mundo entero.

Pero por el momento no puede darme lo que yo quiero, así que tengo que buscarlo en otra y que mejor que con mi antiguo rollo.

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Era media noche, acababa de dejar a Amanda en su departamento. Fue un día estupendo, la pase de lo mejor gozando de su cuerpo ardiente.

Llegue a casa, todo estaba obscuro, camine a la cocina por un vaso con agua. Lo tome y cuando estaba por ir a la habitación vi a Amy recostada en el sillón, estaba dormida, me hacer que tenía un porta retrato abrazado a su pecho, lo tome y vi que era una foto mía. Suspire.

- ¿Qué voy hacer contigo?

Volví a suspirar dejé el retrato en la mesa de centro, me incline y tomé a Amy en mis brazos. La lleve a la habitación, no podía creer lo que había hecho la traicione por un buen polvo.

Cuando la deposite en la cama ella se despertó un poco.

- Eriol llegaste.

- Si, ya estoy aquí. No tenías por que esperarme en la sala. No quiero que se repita, escuchaste.

- Lo siento cariño, yo quería hablar contigo y decirte que ya estoy un poco mejor, fui a mi terapia y me sentí genial.

- Vaya, después de dos meses sentirse genial suena bien.

- Lo siento, se que ha sido difícil y que te he descuidado mucho, pero todo cambiará lo prometo. Gracias por ser paciente conmigo.

- No se como sentirme al respecto Amy, fueron dos meses muy duros para mi.

- Lo sé, lo sé. Yo... yo... lo siento mucho Eriol.

- Mira Amy, estoy muy cansado y quisiera dormir un poco. Hablaremos de esto en la mañana.

- De... de acuerdo. Buenas noches Eriol.

- Buenas noches.

Me desvesti y me puse un pantalón de pijama, metí en la cama dándole la espalda a Amy.

- Cariño, ¿puedo abrazarte?

- Te dije que tengo sueño, estoy cansado y de verdad quisiera dormir.

- Lo siento.

Me sentía una mierda no tenía por que hablarle así, pero soporte todo estos dos meses. Ella no iba a echar a perder lo de Amanda.

Luego de un rato me gire y vi a Amy dormir, suspire y volví a mi antigua posición. Ya mañana será otro día.

Di que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora