Takemichi acude a una bruja poderosa y muy conocida por conceder los más profundos deseos, pero Takemichi en vez de pedirle poder, riquezas, joyas, títulos, etc. Él solo pide que ya no lo molesten en la escuela, la bruja sorprendida le pregunta por...
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No todos nacen con la mejor vida del mundo, no todos pueden tener el gusto de gastar unos billetes de más, no todos tienen la capacidad de cometer delitos y no sufrir las consecuencias de sus actos en la cárcel. Para Akira Yumeto fue un privilegio nacer en cuchara de plata.
Nació hermosa, una linda chica que enamoraba a cualquier que se le cruce. Ha llegado a estar junto a varias celebridades y tener una gran amistad con personas del bajo mundo criminal.
Estuvo tan emocionada cuando su padre le confirmó que había sido aceptada en la escuela de Shibuya, la única e inigualable. Akira vivía sin preocupaciones ni molestias, y si las había, llamaba a su papá y que él se encargará del problema que tuviera.
Todo iba bien, incluso llegó a tener un par de noches con los chicos más populares y formar parte del exclusivo club de Emma Sano. Se hizo camarada de Senju Akashi y creo su propio grupo de populares de su clase.
Cuando Takemichi llego el primer año de secundaria, Akira no pudo evitar pegar su vista en él y hacer de su vida un infierno total por la llegada de una oveja negra a Shibuya. El chico no se defendía, siempre andaba llorando, disculpándose o pidiendo entre ruegos que lo dejaran en paz. El sentimiento de superioridad y placer en Akira cada vez que le imponía su poder era impresionante.
Pero recientemente todo su imperio se hizo pedazos. Primero fueron los gemelos, luego Senju, luego Emma... todos de pusieron en su contra y sus colegas la dejaron de lado debido al miedo que sentían hacia Hanagaki.
¿Cómo podían no tenerle miedo? Literalmente tenia a los mejores chicos de la escuela detrás suya, protegiéndolo y cuidándolo. Akira no podía entenderlo, ¿cómo cambio todo tan rápido? En un principio Hanagaki era la perra de todos en Shibuya, y ahora era el más respetado y temido como si de ser una oveja negra se hubiera convertido en un majestuoso fénix que resurgió de la miseria a la gloria en cenizas que pronto fueron llamas ardientes.
Incluso su padre, la persona que en un principio siempre la apoyo, ahora la dejaba de lado y no le hacía caso.
Paso de estar en la punta de la pirámide a estar por debajo de la tierra. Su fama, su título, su poder, todo fue destrozado en menos de lo que logró construir.
Fue doloroso, fue frustrante, fue intolerable...
¡Takemichi Hanagaki no debería existir! Todo lo que le ocurrió fue debido a él, debió haberlo acosado hasta el punto de ser una víctima más que se suicidara y dejará este mundo de una buena vez.
Era injusto como él era querido, respetado, admirado, temido e incluso amado por todos los demás mientras que ella se pudre en su miseria y dolor. Las heridas que le causó Emma Sano todavía no se le han curado, un recordatorio innato de que ella pertenecía a los Sano.
Ya no tenía nada, absolutamente nada, ni podía tener la posibilidad de ir a la escuela por temor a ser repudiada o atacada otra vez luego de la advertencia de la chica.