🔮🦋Hechizo de Amor🦋🔮 ♤AllxTakemichi♤

🔮Capítulo 31: Golpe de Realidad

Takemichi comenzó el día bastante aturdido, tenso, más callado de lo normal. Salio apresurado de su casa, sin despedirse de Takuya o su tía, los recuerdos del día anterior seguían rondando en su cabeza. La confesión de la bruja, la verdad del hechizo, las relaciones que pensaba que eran reales, la culpa, etc. Era difícil procesarlo, más aún cuando seguía recordando los primeros días en la escuela, cuando nadie lo apoyaba y solo lo trataban como un saco de boxeo becado y estúpido.

Pero lo que más le dolió no fue eso, sino el hecho de que recordaba los insultos hacia sus padres, las noches que pasaba llorando en sus tumbas, las veces que había intentando suicidarse por la carga emocional y física que estaba sufriendo.

Debió darse cuenta de las señales, de aquellos besos, esos toques, como siempre terminaba con alguien de una manera muy cercana o íntima. La declaración de Senju, el beso íntimo de Izana, los toqueteos de Kisaki y Hanma, aquel momento en el baño con Kazutora. Y mucho más, le daba vergüenza recordar aquello y no poner un paro desde el principio, aunque tampoco es como si se lo hubiera pasado mal, aunque ahora que sabía que estaban bajo un hechizo de amor, sentía que nada de eso tenía valor ahora.

Llego a la escuela, saludo a todos como siempre, pero esta vez su sonrisa dolía, fingía normalidad, pero su pecho dolía. Hinata y Akkun hablaron sobre algún tema de química, pero no mostraba ningún interés. No fue a darle ayuda a Baji, Chifuyu, Kazutora y Ryusei en los estudios, poniendo de excusa que estaba agotado y que los ayudaría mañana, pero en realidad no paraba de pensar en los abusos de los cuatro en el pasado.

Se escondía de Kisaki y Hanma. Iba al baño cuando escuchaba a los gemelos Kawata acercarse con los Haitani. Les decía a los hermanos Sano estar enfermo y se escapaba. Así sucesivamente con todos, con la cabeza llena de las palabras de la bruja.

En algún momento se escondió en algún lugar del patio, con algunos arbustos ayudándolo a perfeccionar su escondite. Lloraba mientras abrazaba sus rodillas y temblando incontrolablemente, la tristeza subiéndole por el cuerpo y atorandose en su garganta, los deseos de gritar estando ahí.

Por un momento pensó estar a salvo.

Hasta que escucho la voz de Emma.

- ¿Takemichi-kun? ¿Qué haces aquí? - pregunto preocupada, acercándose a Takemichi, notando que estaba llorando - ¿Estas bien? ¿Alguien te ha molestado? - murmuró con un toque de molestia.

La joven se agacho a su altura, sus manos tocando sus hombros y analizándolo de pies a cabeza, buscando alguna herida, moretón o signos de agresión, pero no hallo nada. Los sollozos de Takemichi le rompían el corazón, preocupandola sinceramente.

- Si necesitas mi ayuda yo pued-

- ¡No la necesito! - grito Takemichi con voz quebrada, levantando la cabeza con su rostro rojo y empapado en lágrimas - ¡No necesito a nadie, no los necesito!

Emma dio un salto cuando escucho a Takemichi gritar, su rostro sorprendido totalmente. Luego, apretó los labios y siguió.

- Takemichi-kun... dime que te sucede, te escucharé... - murmuró con suavidad, manteniendo un poco de distancia para no incomodarlo.

Takemichi continuaba temblando en su lugar, gruesas lagrimas deslizandose por su rostro, su labio inferior temblando ligeramente. Su corazón latía freneticamente, sentía que le iba a dar un ataque de ansiedad severo. Sentía su pecho oprimirse con cada nueva respiración, sus pulmones dolían, como si estuvieran siendo atacados por miles de agujas al mismo tiempo, una sensación tan dolorosa como el recuerdo de ver los cuerpos de sus padres el día en que ocurrió el accidente automovilístico.

– ¡Takemichi-kun!

El grito de Emma lo hizo salir un poco de su estado, sus ojos estaban muy abiertos, con los párpados hinchados y lágrimas cayendo lentamente, su rostro estaba rojo debido a todo eso.