Takemichi acude a una bruja poderosa y muy conocida por conceder los más profundos deseos, pero Takemichi en vez de pedirle poder, riquezas, joyas, títulos, etc. Él solo pide que ya no lo molesten en la escuela, la bruja sorprendida le pregunta por...
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Otra vez salía de la enfermería con un mal sabor de boca desde que se desmayo frente a Taiju Shiba. No pudo controlarlo cuando tienes a alguien que mide el doble de tu tamaño y complexión física que te ha dejado traumado más de una vez.
Afortunadamente la enfermera no llamó a su tía para ver que pasaba, pero le advirtió que debía cuidarse y evitar momentos estresantes. Si claro, como si pudiera evitarlos.
Caminaba directamente a su salón cuando se topo de Hinata, cargando unos libros en sus manos.
– ¡Oh! Hola Takemichi, ¿vas a la clase?
– Así es, tuve un pequeño problema pero ya voy para allá. ¿Qué haces? – pregunto al ver los libros que traía consigo.
– La maestra de historia me pidió que llevara estos libros a la oficina de maestros. Se ve un poco pálida estos días. – dijo preocupada.
Claramente, no era fácil lidiar con una bola de ricos mimados.
– Ya veo. Bueno, te veo en clase.
– Ahí estaré.
Se despidieron con una sonrisa antes de tomar caminos opuestos. Takemichi vio que le quedaban cinco minutos para llegar, así que andaba con calma.
Estos últimos días ha estado muy pegado al resto de las personas. Todavía le resultaba muy raro el hechizo que la bruja hizo, pero funcionaba relativamente bien. Agradecía mucho su ayuda.
Quería agradecerle más, aunque era difícil encontrarla, y día a día pasaba por aquel parque y nada.
Dio un largo suspiro cuando llego a la puesta de su clase y entro, yendo directamente a su asiento en el salón. El resto estaba haciendo lo que habitualmente hace, todo menos orden.
Algo cansado, Takemichi recostó su cabeza en sus antebrazos y miraba con cansancio al resto, intentando de alguna forma bloquear los sonidos a su alrededor. Estaba acostumbrado a esto, pero de igual forma resultaba irritante.
Pero había algo que lo dejaba inquieto, no había visto a Akira estos días, especialmente luego de su último encuentro y de cómo todos parecían haberla olvidado por completo, como si se hubiera desvanecido completamente.
Eso le resultaba bastante extraño. ¿Cómo una chica de buena familia y estatus económico no haya puesto un pie en la escuela desde hace días? Y aunque las faltas debían justificarse o venderse por una gran suma de dinero, originalmente un estudiante debía llegar a tiempo.
Se erguio en su asiento cuando llego la maestra y detrás de ella Hinata, quien rápidamente tomó asiento a su lado y sacó su libreta y bolígrafo. Hoy tocaba escribir mucho.
Con eso se mentalizo para terminar su caos mental y empezar a trabajar.
Fue una larga clase pero nada de lo que fuera imposible. Ayudó a Hinata con algunos temas en concreto y preguntas que no podía descifrar, y finalmente terminaron.