CAPITULO 10 EXCLAVITUD 2/2

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-Yo....yo he tenido una vida muy anormal. - suspiró- Mi madre tenía dieciocho años cuando se quedó embarazada de mí, mi...mi, bueno aquel bastardo que se supone que es mi padre, nos abandonó cuando supo que yo iba a venir a este mundo. - soltó una risa - Mis queridos abuelos nos repudiaron y mi madre se tuvo que ir a vivir con una amiga, Minerva. Nací prematura, de 5 meses y medio. Me dieron todos los cuidados en San Musgo para poder vivir. La verdad es que no conocí mucho a mi madre, - una lágrima se resbaló por su mejilla, el profesor escuchachaba atentamente - ella tuvo que trabajar en la prostitución para poder darme de comer, hasta que un día murió, aún no saben la causa de su muerte. Me crié con mi madrina, Minerva, fue como una madre para mi, me enseñó a ser animaga con sólo 12 años. - una sonrisa salió de sus labios - Pero me tuve que ir a Estados Unidos a estudiar.

-¿Por qué no estudiastes aquí? - preguntó el hombre.

-Mis abuelos me estaban buscando, según ellos yo era la culpable de todo lo que le paso a mi pobre madre, entonces Minerva me mandó allí. En América me fue bien, conocí a Amy, mi mejor amiga y a Brad. - Severus gruñó - Brad fue mi guardaespaldas durante mi estancia allí. Siempre me protegía, era el hermano que nunca tuve.

-¿De qué la protegía ese....niño? - gruñó.

-Bueno, no era un niño tiene tu edad, veintisiete. Me protegía de los insultos, allí todas a los catorce años son físicamente mujeres. Pero yo no desarrollé hasta....los veinte. - Severus río.

-Hoy usted podrá jugar conmigo, reírse de mi, o decir esa tontería de que soy suya por un día , pero tu eres mio el resto del año....mi señor.-Severus tembló.

-¿Ya terminó? - ella asintió - Pues ahora ayúdeme a corregir estos trabajos de primero.

-¿Pociones? - puso una mueca de asco.

-Obviamente. - Alzó las cejas.

-Yo no sé de pociones. - La miró riéndose.

-¿Y la poción multijugos que utilizó para la detención?

-Bueno, digamos que es lo que mejor se me ha dado en mi vida de estudiante en esa asignatura. - El se puso a corregir. - Mi Señor, tengo mucho sueño.

Severus zarandeó la varita y hizo aparecer una manta de piel en el suelo al lado suya.

-Túmbate, antes de que cambie de idea. - Neyla se tumbó mirando hacia Snape.

Vaya,que vistas. Pensó la mujer. Severus no levantaba la mirada de sus pergaminos.

-Severus, que figura tan intrigante. - Dejó la pluma quieta y la miró de reojo.

-Mi señor. -Le recordó este.

-Que cuerpo tan erótico a la vista mi señor. - El hombre la miró.

-Nunca se callará ¿verdad? - suspiró - Duerma.

Neyla se entretuvo un rato mirándolo sabiendo que él le miraba el cuerpo hasta que quedó dormida en sus más calientes sueños.

-Tóqueme más, por favor. -Severus complació las suplicas de la mujer.

-¿Cómo? - Su mano derecha viajó a su seno, aplastándolo y la mano izquierda a su entrepierna, moviéndo los dedos de forma desesperante.-¿Así?

-S..sí... SÍ- El hombre dirigió su miembro a la empapada entrada. Se deslizó hasta el fondo.

-¡Severus! - Aceleró el ritmo.

Severus la veía por fin dormir, y decidió tumbarse a su lado. Hizo aparecer una almohada y la colocó debajo de sus cabezas. La miró embelesado mientras le acariciaba la clavícula.

-Aah...no, no pares. - El hombre alzó una ceja.

-¿Neyla? - quitó su mano y se quedó sentado a una distancia prudente.

-Sigue, no...no pares. - Respiraba entrecortada mientras se mordía el labio inferior.

-Neyla, para de gemir. - Suplicó Severus. Neyla abrió las piernas.

-Se...severus- se quedó estático y miró sus lozanas piernas. La mano del hombre se dirigió sin disimulo a sus mojadas bragas.

-Tan apetitosa, Neyla. - Movió uno de sus dedos con precisión, sacándole leves gemidos. En ese momento despertó.

-¿Qué hace? - miró al hombre alterada.

-Aquí las preguntas las hago yo, ¿Qué soñaba? Dimelo, es una orden. - miró a sus pechos, que dejaban asomar mucho.

-Yo....yo he soñado con usted.

-¿El qué? - sonrió con picardia.

-Que.....que usted y yo - tomó aire - pues que usted me......me.

-¿Le hacía mía? - asintió pesadamente. Severus se lamió los labios.

-Déjeme irme, mi señor.

-¿Por qué? - su dedo pulsó ese botoncito de placer.

-Yo....yo- cerró los ojos

-¿No quiere que la haga mujer?¿Dejar de ser una niña? - movió su dedo.

-No - abrió los ojos y le miró - porque si lo hago con usted, probablemente me deje tirada como basura. - Severus se apartó de ella y se levantó.

-¡Fuera de aquí! - seguía tumbada- ¿¡No me ha escuchado, largo!? - Tras incorporarse cogió su bata y antes de salir habló..

-Lo que quería decirle es que quiero ser mujer de un solo hombre, no de dos . - Cerró la puerta.

Seré su hombre. Pensó.

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Nuestra forma de amar (Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora