Michael
5 días habían pasado.
5 días en los cuales Michael había ido cada noche buscando a Luke para llevarlo con el y nunca lo encontraba. Temía lo peor.
- Él esta bien niño - Le decía el moreno mientras limaba sus uñas. - Te lo juro.
Michael Asintió.
- ¿Tu porque siempre estas aqui? Nunca te he visto salir con alguno de esos... Hombres - preguntó.
- Digamos que Luke es el favorito - Medio sonrió.
- Ya.
- Si. Deberías irte...
- Michael, Mi nombre es Michael.
- Michael - sonrió - Se hace más tarde y Luke no llegara hoy.
Michael se marchó y le dejó algunos billetes al moreno, creía que, después de estar parado toda la noche ahí, merecía algo de plata.
Aunque claro, Michael no esperaba que se la quedara. Conociendo un poco sobre todo ese asunto, supuso que se lo daría al hombre detrás de todo ese meollo.
Al llegar a su casa, subió a su habitación quitándose los zapatos y cayendo de espaldas sobre el colchón. La habitación estaba oscura y no había nada de luz, salvo la del foquito rojo que indicaba que la televisión estaba apagada.
Sintió un cuerpo al lado de el y se sobre salto.
- ¿Te asuste? - la voz le sonó familiar- Lo siento mucho ángel
Su corazón latió mucho más fuerte y agradeció que la luz estuviera apagada ya que se había sonrojado bastante. Sentía las mejillas arder.
- Necesitaba verte, cielo... Al menos por última vez.
- ¿C-Como? - preguntó tímido.
- Es una larga historia, ángel. No puedo contarte mucho, sólo se que me iré.
Se levantó y en la oscuridad tomó la mejilla de Michael, juntando suavemente sus labios.
- Sabes - dijo - Siempre quise saber como se sentirían tus labios sobre los míos.
Y dicho esto, se giro para después tratar de marcharse, hasta que Michael lo tomó de la manga.
- No lo hagas más difícil ángel - dicho eso, se marchó.