CAPITULO 19

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- Hermione, quiero que te concentres en este péndulo dorado. Observa como la luz se refleja en el metal. Tu mente se estas relajando, te pesan lo parpados. Deja que se cierren. Así, continua respirando tranquilamente  y con naturalidad. Imagínate el océano. El atlántico. La calma. Eterna.

la serena voz de Rene Curtis se mezclaba con tranquila imagen del océano que Hermione acababa de formarse en su mente. Era la  misma imagen que había estado viendo cada semana durante los últimos ocho años de terapia.

- Bien, estas relajada y a salvo. Dime desde donde ves el océano. ¿Donde estas ahora?

Hermione miro por la ventana hacia las aguas grises.

- Estoy en el dormitorio. En la casa.

- ¿En la casa de Francia?

- Si.

- ¿Y donde exactamente esta esa casa?- No ... lo se.

- Descríbeme el dormitorio como lo has hecho otras veces.

Hermione se vio a si misma girar en la habitación. Describió los colores de los dos ambientes, la chimenea, los muebles,la cama. Entonces se puso nerviosa.

- Bien, relájate.  Respira hondo. Estas a salvo. Yo estoy aquí, contigo. Cuéntame cosas de la cama.

- Es de matrimonio. De lato. las sabanas y el edredón son de flores.

- Has dormido en esa cama-

- Si.

- Y has mantenido relaciones sexuales en ella.

una vez mas, Hermione volvió a ponerse nerviosa.

—He mantenido relaciones sexuales en esa cama.

Todo eso lo había recordado ya en las demás ocasiones, eran retazo de recuerdos revividos tras largos años de duro trabajo.

—¿Con quién?

—No... no lo recuerdo.

Estaba asustada, simplemente quería escapar.

—Bien. Respira hondo todo el tiempo, aspira por la nariz y espira por la boca.

No voy a permitir que nadie te haga daño. Dime qué más cosas recuerdas acerca de esa cama. Hermione se puso en pie mentalmente y miró la cama.

—Es mía —dijo, sin saber muy bien porqué.  

—Quiero que te acerques a ella y acaricies las sábanas. ¿Quieres hacer eso por mí?

Hermione asintió. Se acercó a la cama y las yemas de sus dedos tocaron el suave algodón por centésima vez.

—Siéntate en la cama.

Hermione se sentó. El colchón se hundió un poco bajo su peso. Todo aquello le resultaba muy familiar.

—Hermione, túmbate sobre la cama.

Eso hizo renacer en ella el pánico, que surgía desde el estómago.

—Estás perfectamente a salvo. Solo estamos recordando, igual que hemos hecho otras veces. Túmbate.

Hermione se tumbó a tientas sobre el edredón. Miró al techo. El colchón parecía firme bajo su cuerpo. La sostenía. No cayó inmediatamente en el espacio como le había ocurrido otras veces cuando Rene la llevaba allí a través de la técnica de la hipnosis.

—Bien, ¿cómo te sientes?

—Tengo miedo.

—¿De qué?

EL NIÑO DE LA NOCHE ( DRAMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora