Capítulo 1. Feliz cumpleaños

2.1K 74 2
                                    

Tenía la respiración bastante débil, probablemente se debía a lo que le habían dosificado para que se durmiese, y sus manos se encontraban atadas al igual que sus piernas. Estaba también amordazada y con una venda en los ojos, y no tenía ni idea de dónde se encontraba. A su nariz llegaba un fuerte olor a humedad. Intentó soltarse las manos, pero no había manera, y se dijo a sí misma que lo más seguro era mantenerse callada. 

Inclinando la cabeza, se frotó la cara con su hombro derecho y consiguió quitarse la venda que le cubría los ojos. Todo estaba oscuro, y ella estaba acostada en un catre desvencijado por el paso de los años, al lado había una pequeña mesa con una bandeja, en la cual había un sándwich y un vaso de agua. Así que la querían viva, pensó. Por lo demás, la habitación estaba desierta, y afinando la vista pudo divisar una puerta de metal a unos metros de los pies del catre donde la tenían.

Cerró los ojos con fuerza, intentando recordar cada momento de lo que había ocurrido para que ella estuviese en ese lugar.

Esa noche había un gran ambiente en el club Night & Day. La música retumbaba en los altavoces, los más osados y pasados de copas movían sus cuerpos al ritmo de la canción del momento, y aquellos a los que el alcohol aún no había afectado lo suficiente, se quedaban en la pista de baile balanceándose de un lado a otro. 

En la zona VIP, se encontraban los más populares y ricos de la ciudad, y entre ellos, una preciosa chica que cumplía veintidós años ese día, de ojos rasgados color marea, cabello castaño oscuro y piel blanquecina perfecta. Sus sinuosas curvas estaban escondidas bajo un vestido holgado hasta las rodillas, ajustado al pecho y de manga tres cuartos de color negro, y su melena se encontraba en lo alto de su cabeza con un elegante recogido.

-Hey Rox, ¿por qué no vienes a bailar un rato? Ese chico de allí te está comiendo con la mirada-su amiga señaló un moreno de un lado de la barra, y era cierto que no dejaba de mirarla-, y tú estás ahí sentada tan pancha tomando zumo de manzana. ¡Es tu cumpleaños, por favor!

Esa era Alexandra, su mejor amiga y compañera de piso, una chica latina de curvas peligrosas, ojos miel y melena ondulada, castaña y con mechas, que lucía suelta y rebelde con mucho orgullo.

-Sabes que no tomo alcohol-le respondió Roxanne rodando los ojos ante la insistencia de Alexandra, pues ya era la tercera vez en la noche que intentaba levantarla del asiento-, y que hasta que no acabe la carrera de medicina, no pienso acercarme a ningún hombre con la testosterona por las nubes que intente persuadirme de dejar de lado todo lo que quiero por él… puede que ni cuando acabe mis estudios me interesen.

-¡Oh sí, Santa Roxanne! Como tú digas-respondió Román por Alexandra, un buen amigo de ambas y compañero de Roxanne desde el primer año de carrera-, tu futuro no se va a esfumar si te diviertes un poco, y por el amor de Dios, ese chico de ahí sólo quiere un baile contigo, no robarte tú perfecta y planificada vida.

Roxanne sonrió y sacó la lengua a sus amigos, se tomó de un trago el zumo de manzana y se levantó para dejarse llevar por aquellos dos locos desatados, que se bamboleaban de un lado a otro invitándola a hacer lo mismo. Dos canciones después, sintió que le tocaban el hombro, y al girarse descubrió al moreno que la observaba desde el otro lado de la sala VIP, que con una gran sonrisa le habló acercándose un poco más para hacerse oír sobre la música.

-Hola, me llamo Shon, llevo un rato mirándote, y… ¿Me permites este baile?

-¿Permitirte?-Roxanne pensó que ese chico se había quedado anclado en años atrás, pero le gustó el matiz de respeto en su petición.

-Sí, ¿o más bien debería decir “eh guapa, ¿bailas conmigo?”, para que aceptes?; no soy así, pero si es lo que he de hacer para que bailes conmigo, lo haré.

Caprichoso destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora