Alexandra temblaba de excitación en los brazos de Kieran. Sus manos se aferraban a los largos cabellos de él, mientras las manos masculinas la estrujaban contra su cuerpo, haciéndole sentir cada músculo de su torso y su pulso acelerado. Poco a poco, el beso se fue volviendo más suave, pausado y profundo. La lengua de Kieran barría la boca de Alexandra como si la conociera desde siempre.
La chica, por su parte, no podía creer lo que le estaba sucediendo. En un momento, sus labios se separaron en busca de aire para sus pulmones, entonces y solo entonces, Kieran habló con voz queda.
-Eres una insensata, Alexandra-murmuró rozando sus labios con los de ella-; sabes que podría liquidarte, que podría darte una paliza, hacerte daño… Y aun así me desafías.
-Tu te lo buscas-le contestó ella como pudo. Al recordar que sus manos aún estaban en su trasero se sonrojó cuan virgen de la edad media-, no sé qué pretendéis teniéndome aquí encerrada, pero estoy harta.- La voz se le quebró. Por poco llora, por muy poco, pero no iba a darle esa satisfacción, no señor, ella quería otra cosa; quería conocerle de verdad, sin esa estúpida máscara.
Por ello se separó un poco más de él. Vio que tenía unos ojos color verde bosque preciosos, bajo unas pestañas espesas y cejas masculinas. Su mandíbula era delgada, y la melena castaña y rebelde le daba el aspecto de un highlander de las novelas que ella solía leer y tanto le gustaban. Kieran se quedó quieto mientras ella le analizaba el rostro, pues ya que se había quitado la máscara, no tenía sentido taparse ahora.
-Si tan harta estás, ¿por qué no has intentado escapar todavía?
-¿Crees que soy idiota?-preguntó ella-, sé que me detendréis a la mínima que lo intente, así que guardo mis fuerzas para otras cosas.
-¿Qué cosas?-preguntó.
Ella subió la mano y le dio una cachetada que le viró la cara. Kieran se quedó estupefacto. Quitó sus manos de donde estaban, la miró con rencor y se alejó hacia la puerta, pero antes de cerrarla, le dedicó unas palabras:
-Eso fue lo peor que podrías haber hecho, mujer… no sabes en lo que te has metido.
Dio un portazo y subió las escaleras con rapidez. Claro que esa cachetada fue lo peor que pudo haber hecho… Porque le había retado, le había insultado y pegado… Y no había nada que le gustase a un hombre como Kieran era que una mujer se le pusiera difícil.
Alexandra, por su parte, solo había conseguido quedarse con una sensación de vacío que hacía mucho tiempo que no sentía. Sentía un cosquilleo en los labios y una presión donde antes habían estado las manos de Kieran: en su culo.
-Maldito idiota-susurró sobándose las nalgas.
Roxanne no volvió a ver a Uve en una semana. El tiempo pasaba demasiado lento cuando no estaba él para entretenerla. Durante esa semana había intentado establecer contacto con la persona de la habitación de al lado, pero desgraciadamente, no lo consiguió. Las paredes parecían estar insonorizadas y el conducto de ventilación parecía que, de ventilación, tenía poco.
Un día, Mara entró para dejarle la cena en la habitación. Tenía una sonrisa cálida que la reconfortaba, de no ser porque ella era cómplice de Donovan, estaba segura de que serían buenas amigas.
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Caprichoso destino
RomanceRoxanne McEwen había planificado toda su vida desde el principio hasta el final, únicamente quería ser diferente al resto de su familia e ir a la universidad, quería llegar a ser una gran médico para poder ayudar a la gente, pero sus planes se esfum...