Who are you...

6.1K 371 125
                                    

Traté de moverme hacia atrás pero unas manos me tomaron por sorpresa. Traté de soltarme de ellos saltando para atrás y dando puños y patadas a los hombres. Pero me había agarrado desprevenida asique no tuve otra que saltar por la escalera cayendo lo mejor que pude.

Mi espalda dolía pero me levanté igual mientras seguía peleando con los tres hombres, pero me detuve una vez que vi a Seban apuntándome con un calibre.

-Basta de juegos _____- me quedé dura cuando sus ojos se posaron en los míos, esa frialdad en ellos...

-¿No te podes contenta de vernos ____?- dijo Herrera al lado de seban –Seguro que sí, colóquenla en posición-

Tomándome con unas cadenas oxidadas por las muñecas me forzaron a quedar colgada. Mis pies estaban libres pero aun así no podía moverme por tanto que tiraban mis brazos.

-Vamos a aprovechar a pasar al penúltimo paso- dijo sonriendo –Ya que te tomaste la molestia de venir-

Se dispuso a llegar a una heladera y en ella había muchas drogas medicinales. Mi pulso comenzó a aumentar.

–¿Dónde estás? Oh aquí- sacó aquel líquido

Mis ojos no podían dejar de ver los de seban, llenos de odio y asco, cosa que Herrera lo notó cuando volvió a nosotros.

-¿Los novios ya no están felices de verse?- dijo riendo –Es una lástima, me gustaba su pareja-

Así como dijo, mi ex, bajó su mirada cerrando sus ojos, pensé por un momento que estaba sintiendo algo, pero a los segundos volvió con la misma actitud fría de siempre.

Cuando recordé porque estaba allí, miré hacia una esquina, donde estaba Brisa tirada completamente inmóvil.

-Tranquila solo está dormida...- dijo Herrera mientras colocaba la dosis en la jeringa–Se convirtió en mi segunda importancia...ahora estas tu- dijo tomando mi mejilla –Mi pequeña mejor rata de laboratorio-

Traté de luchar contra él cuando se acercó a mi cuello, pero bien sabía que era peor asique simplemente me dejé inyectar, como si simplemente me rindiera ante él.

Tal como siempre comencé a sentir un fuerte ardor en mi interior, mi cuerpo se tensó, sentí como mi cuerpo empezaba a acalambrarse de tal modo que gritaba del dolor.

Una dosis una vez cada mes, quince minutos de pura tortura, era el peor rato que podía pasar en mi vida. Sentir tus venas de fuego, un veneno que llega a cada punta de tu cuerpo y cuando llega a tu cabeza te vuelves completamente loca. Empezando a delirar, tu subconsciente se apodera de ti.

-Te odio- dijo llorando –Largo-

-No lo haré porque yo te amo- tenia mis ojos cristalizados –Y vine aquí a arreglar lo que hice-

Ella rio -¿Cómo?-

-Mostrándote mi verdadero mundo-

.........

-A ti te debo mucho. –Cerré mis ojos y sujeté sus manos en mi rostro mientras escuchaba su voz llorosa inundar toda la habitación –Y me odio a mi misma por provocarte esos llantos-

Temblorosa y frágil, me tomo del cuello y unió nuestras frentes, ambas llorábamos sin pausa, sin fuerza. Levanté mi mano y la introduje entre su cabello, solamente quería tocarla, mostrarle que yo estaba ahí, que era de ella.

-Te amo- susurró

-¡Lauren!- grité mientras con mis manos agarraba las cadenas para levantar mis piernas y sacudirlas hacia los costados llevando todo por delante.

Protege tu corazón (Lauren y tu ; 2da temp ERDE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora