Depresión

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Respiro en sus labios y la beso, al mismo tiempo mantengo el ritmo implacable con mis dedos y el pulgar. Ella sabe a vino y necesidad y a Ana. Y ella me besa de nuevo con un hambre que no he sentido en ella antes. Me acuno en la parte superior de la cabeza, manteniéndola en su lugar, y la sigo besando y fo**ando con mis dedos. A medida que sus piernas se endurecen, bajo el ritmo de mi mano...

Tiré el libro de 50 sombras de grey por la alfombra frente a mí ya que me había estado imaginando a Lauren como Ana en todo ese relato. Mis ojos comenzaron a arder nuevamente y no tuve otra que estirar mi mano hacia la izquierda en dirección a la mesa para tomar la botella de vidrio. La bebida alcohólica quemó mi garganta, pero enseguida sentí un pequeño alivio en mi alma.

Cuando di el último sorbo, dejé la botella a un costado junto a las demás que yacían vacías. Ya era la octava que terminaba en dos semanas que llevaba encerrada en mi departamento.

Demi había estado visitándome todos los días, principalmente a ver si seguía viva y a limpiar la basura que yo dejaba. Ella simplemente se fijaba mi estado y me dejaba un beso en la frente antes de irse, aunque siempre trataba de animarme a salir pero no había caso, y al entenderme me dejaba sola. No había ninguna forma en la que quisiera salir al mundo, mi plan era estar ahí y fundirme en mi sillón.

-Mmmm necesito otra botella- susurré fastidiada –Debería tener una bodega-

Me acomodé la frazada en mi espalda y me levanté tambaleando y haciendo zigzag llegué a la cocina, prendí la luz a la cual me encandilé debido a que solo tuve el velador de lectura prendido en todo este tiempo, fregué mis ojos y me dirigí a heladera. Nada, simplemente una soda que había traído Demi el día de ayer.

Unos golpes me asustan, miro hacia el techo a ver si no se cae pero luego me doy cuenta que alguien proviene de la puerta. Bien, creo que estoy algo ebria.

Llego a cuestas a la puerta y la abro para encontrarme la cara de mi primo. Llevaba su gorra de los Bulls y unos lentes de sol. Apenas ve mi apariencia y su ceño fruncido aparece mientras me hago a un costado para dejarlo pasar.

-¿Qué haces aquí Chris?-

-Mmm no lo sé- dijo con sarcasmo entrando con pasos pesados a mi hogar. Creo que está molesto –Quizá a ver si sigues viva, ya que hace días no sales de aquí-

Su rostro se vuelve asqueado al sentir el olor a alcohol y cigarrillo, gira sobre sus talones para ver el sillón con todas botellas alrededor y las terminaciones de los cigarrillos. Su mirada regresa a mí, se saca sus lentes y me estudia.

-¿Has estado tomando toda la semana? ¿Enserio ____?-

-Ya Chris, si vas a juzgarme ándate- dije señalando, aunque mi mano temblaba un poco y no apuntaba bien –Tú eres el menos indicado para hablarme de mi forma de depresión-

-Justamente por eso no quiero verte en esta situación- suspiró –Ve a cambiarte, vamos a salir-

-¿Qué? No quiero- me quejé

-Si quieres deprimirte y olvidarte de todo, vas a hacerlo bien. Vamos, saldremos-

No tuve otra opción que bañarme, cambiarme y aparentar mi mejor humor. Tomé las llaves, bajé a la calle junto a mi primo y subí a su auto. Ni cuenta me había dado de que era ya de noche, al tener las ventanas cerradas, el velador y la luz del televisor solamente prendidas no me daba noción de la hora.

Llegamos a la disco y mi primo y yo rápidamente nos encontramos con gente conocida. No estaba con muchos ánimos, pero hice el esfuerzo por sonreírles a todos.

Protege tu corazón (Lauren y tu ; 2da temp ERDE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora