Un abrazo

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Atencion lector@s! Viene un capitulo largo y emocionante!

Espero que os guste tanto como a mi. La historia cada vez se pone mas interesante!

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Continuamos hablando del viaje y de las fans. La madre de Jake le conto a su hijo la agenda programada para esa semana antes de tener que ir a Los Angeles.
-Mañana tienes una entrevista por la radio en el programa de las mañanas y luego me ha dicho Robert que tenias que terminar de grabar una demo para el disco. Pasado mañana actuas en Saturday Night Live. Acuerdate de aprenderte el guion del sketch. Es muy cortito, solo un par de frases...
-Mama me estas estresando y acabo de llegar- se reia nervioso colocandose el pelo.

Su madre siguio hablando con el chofer de lo gracioso que era el programa de sketches. Jake me miro esperando una respuesta sobre que pensaba de todo aquello. Nos habiamos sentado su madre, el y yo en la parte de atras y Carla, estaba tan pendiente de lo que decia el chofer, que no se habia dado cuenta de lo que pasaba entre nosotros. Seguro que sospechaba que eramos algo mas que amigos, pero nos acabamos de conocer y teniamos que ir despacio.
Jake siguio observandome, esta vez de reojo creyendose que no me daba cuenta de que lo estaba haciendo. Me encantaba cuando tenia esa sonrisilla picara. Me rei y le contagie la risa.
-Mi madre esta loca- me susurro al oido mientras se giraba para oirla contarle un chiste al guardaespaldas. El chiste era bastante malo pero en ese momento yo era tan feliz que todo lo que me escuchaba me hacia gracia. Todos nos reimos cuando termino de contarlo. Carla estaba contenta de haber triunfado con el chiste y no paraba de volver a repetirlo una y otra vez. Cuando nos quisimos dar cuenta, ya habiamos llegado.

Entramos en una urbanizacion de lujo con casas gigantes como las que no habia visto en toda mi vida. Era increible que tan cerca de una ciudad como Nueva York existieran estas mansiones. Siempre me habia imaginado que todas las casas de aquella ciudad serian pisos o aticos muy caros en la Gran Manzana, pero no creia que pudieran vivir los neoyorquinos tambien en chalets. La urbanizacion estaba a las afueras, a media hora en coche de la ciudad y estaba rodeada de campo y de bosque. Era muy bonito el ambiente tan natural que se respiraba alli.

Para entrar dentro habia barras de seguridad, ya que era una zona cerrada. Carla enseño el carne de identidad al vigilante que se encontraba alli y nos dejo pasar. Recorrimos un par de calles hasta llegar a la que era la casa de Jake. Era blanca y con grandes ventanales. Se parecia a las tipicas casas modernas de los catalogos de muebles. Ademas tenia un amplio jardin con un caminito de piedra que lo recorria, y una piscina de forma ovalada al fondo. Me habia quedado tan asombrada al contemplar todo aquello que no habia escuchado a Jake llamarme para darme mi maleta.
-¡Wow!- solo pude expresar.
-Me alegro de que te guste. Si quieres utilizar la piscina puedes hacerlo.
-Creo que no he traido bañador.
-Pues...-me guiño el ojo y volvio a sacar la sonrisa picara de antes.
-No sigas por ahi- le puse el dedo en la boca para que no dijera ninguna tonteria.
-¡No iba a decir nada de eso malpensada!- se rio de mi aun sabiendo que si lo iba a hacer- Te iba a decir que podias utilizar el jacuzzi de tu habitacion tu sola.
-¿Hay jacuzzi en mi habitacion?- se me salieron los ojos de la cara y me pellizque en el brazo- Estoy soñando.

Entramos por la puerta principal y nos condujo a un largo pasillo con multitud de habitaciones. A la izquierda un salon mas grande que toda mi casa, a la derecha dos baños, una sala de estar y una cocina inmensa. Cuando casi me da un ataque fue cuando subimos por las escaleras a la planta de arriba y me encontre cuatro habitaciones y tres baños de lujo. Cada habitacion tenia un balcon, una terraza, grandes ventanas, una tele de sesenta pulgadas y una cama en la que podian caber hasta seis personas.

-Esto es alucinante Jake.
-Bueno, no esta mal.
-¿No esta mal? ¡Estoy flipando!- me emocione.
-¡Jake enseña a Leila la habitacion de invitados!- dijo Carla a su hijo desde la planta baja.
-Esta bien. Ven Leila, es por aqui.

Nos dirigimos a la derecha por el largo pasillo y llegamos rapidamente. Era como las demas que habia visto pero parecia ser acogedora. Deje todas mis cosas en el suelo y sali al balcon. Las vistas eran increibles. Se podia observar el contraste que creaban el bosque que rodeaba la urbanizacion y los grandes rascacielos a lo lejos. No habia visto nunca algo tan peculiar y bonito.
-¿Te gusta Leila?- se acerco y me pregunto Jake.
-Me encanta.
Estabamos apoyados los dos en la barandilla en silencio. A veces un simple gesto podia significar mas que las palabras y lo que estaba haciendo por mi, era sin duda increible.

Estuvimos un rato mas contemplando aquel paisaje pensando y sin decir ni una palabra hasta que Jake me invito a ver su cuarto. Yo asenti y me condujo nuevamente por el pasillo. Estaba a una habitacion de distacia de la mia. Entramos y me sorprendio bastante para ser de un chico de 17 años. Tenia las paredes de un color claro llenas de cuadros con frases y de fotos de Nueva York. A un lado del armario un arsenal de guitarras acusticas y electricas apoyaban en el lateral del piano de madera negro. Un gran escritorio con un ordenador y varios muebles blancos daban paso a una cristalera por la que se salia a la terraza. Las vistas eran parecidas a las mias y me habia fijado que desde alli se veia mi balcon.
Di varias vueltas por el cuarto hasta que me detuve en una foto que tenia sobre la mesilla de noche. Salian Carla, un niño de unos ocho años y un hombre en la playa.

-Ese era mi padre- se acerco cuando me vio coger el marco- Ese dia fue uno de los mejores de mi vida. Estabamos de vacaciones en Mallorca y habiamos ido a una cala natural a pasar el dia. Era muy pequeña y habia dos o tres personas mas alli ademas de nosotros. Yo habia estado pocas veces en la playa y me encantaba el mar. Mi padre y yo fuimos a las rocas a buscar cangrejos. No se por que pero era mi animal favorito cuando tenia esa edad- contaba emocionado- Me fascinaba la forma que tenian de andar hacia atras y encontrarlos alli en las rocas era lo mas para mi. Estuvimos toda la mañana observando como corrian cuando nos veian. Yo les perseguia y me reia cuando se escondian. Unos cangrejos. A veces es ironico que un animal tan simple pueda hacer feliz a un niño asi de facil. Ahora me parece una tonteria pero con ocho años para mi era lo mejor del mundo.

Sonrei por lo que me acababa de contar. Debio de tener una infancia muy feliz hasta que la muerte de su padre acabo con el. Todo lo que mostraban en las revistas sobre un chico chulo rompecorazones y al que le encantaba la fama se habia roto al verle alli pensando en el pasado. Esperando que el presente fuera igual que lo que habia vivido. Me entraban ganas de llorar solo de pensar como se sentia en ese momento.

-Jake, ¿estas bien?
-Si, solo he recordado eso- sorbio la nariz y se coloco el pelo- Me gustaria volver a ser pequeño para no tener problemas. Para que mi mayor tristeza sea perder un juguete. Para que algo tan facil como tropezarme y caerme me levante del suelo. Porque ultimamente siento que estoy en ese suelo y mis pies no me sostienen. No me hagas caso. Es una estupidez y seguro que te aburro con mis problemas.

Se sento en la cama y apoyo su cara en las manos mirando al suelo.

-Jake, no lo haces. Deja de decir eso.
No es ninguna estupidez y odio que te lamentes todo el rato porque crees que no estoy comoda contigo cuando me cuentas todo esto. Te voy a ayudar todo lo que pueda por sacarte una sonrisa y por favor, deja de menospreciarte. Vales mucho, mas de lo que crees. Te conozco de un dia pero ha sido el tiempo suficiente como para darme cuenta de que eres muy inseguro. Debes de confiar mas en ti porque te pierdes mucho por no hacerlo- le conte sinceramente intentando levantarle el animo.

El seguia con la cara agachada y le di unas palmadas en la espalda. Se quedo observando mis gestos y me dio un abrazo rompiendo a llorar en lagrimas. Habia visto a pocas personas abrirse asi a mi y encima en tan poco tiempo que nos conociamos. Habia expresado totalmente sus sentimientos de forma sincera y ese chico misterioso y superficial que creia que era se estaba transformando poco a poco en una persona que sentia como cualquier otra y que habia sufrido demasiado siendo tan joven.

Algo tan simple como un abrazo podia curar el dolor retenido durante mucho tiempo. No sabia exactamente lo que teniamos entre los dos. Una especie de conexion que nos habia hecho coger confianza tan rapido y abrirnos de verdad el uno con el otro.

Porque a veces las relaciones entre las personas pueden ser bonitas pero la nuestra era especial de algun modo. Con una mirada podiamos decirnos todo y con un abrazo nos animabamos a seguir adelante. Y eso era lo mas importante.

Dame ocho horas mas a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora