No puedes conmigo

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El dia fue bastante normal para como habia empezado para Jake y para mi. Con las ideas bien claras seguimos pensando en el plan detenidamente para que saliera lo mejor posible.

Luego sali a dar una vuelta con Rebeca por la ciudad para preguntarle como iba Marc. Me conto que se estaba recuperando mas rapido de lo que esperaban los medicos y que eso podia llegar a dejarle sin secuelas del accidente.

Mientras, Jake fue a verle al hospital de incognito para no alertar a la prensa de su presencia y despues fue al estudio de grabacion a ensayar su actuacion de la semana siguiente.

Los dos estabamos muy tranquilos a pesar de la noticia de aquella mañana. Nos apoyabamos el uno al otro y eso nos hacia mucho mas fuertes ante las circunstancias. Podia sonar raro pero era la verdad.

*****

Volvi a hablar con mi hermana por la tarde. Ya habia terminado la maleta y estaba contando las horas para venir. Me conto que llegarian tarde a la ciudad, lo que me aseguro un dia mas antes de que vinieran a verme.

Seguimos charlando hasta que Gus interrumpio la conversacion al otro lado de la linea y comenzo a discutir con Candela. Al final le termino quitando el telefono de las manos.

-Hola hermanita. Hace mucho tiempo que no hablo contigo.
-Hola Gus- intente forzar mi entusiasmo y no ser borde con el.
-Ya me he enterado de lo que vas haciendo por ahi...

Un escalofrio recorrio mi cuerpo y me puse nerviosa. ¿A que se referia? ¿Sabia algo? Los dos nos quedamos en silencio hasta que decidio hablar.

-¡Es broma! ¡Te estoy vacilando!
-Ahh... no me digas- dije seria e ironica.

Siguio haciendo el tonto hasta que mi hermana recupero el telefono otra vez. Si algo tenia claro es que en las dos semanas que llevaba alli no habia echado en falta sus bromas para nada. Sin embargo, en el fondo, muy muy en el fondo, le queria. Pero solo muy en el fondo.

-Leila, ¿puedo pasar?

Escuche la voz de Jake al otro lado de la puerta. Me acerque para abrirle mientras seguia escuchando por el movil los gritos de Candela que en ese momento le pasaba el telefono a mi madre.

-¡Hola mama!

Jake se sento en la cama mientras observaba todos mis movimientos de un lado a otro de la habitacion.

La conversacion con mis padres no duro demasiado. Ya era tarde alli y se iban a dormir para prepararse para el viaje.
Colgue rapidamente y me gire encontrando a Jake tumbado en mi cama riendose.

-¿De que te ries?
-Me gusta la cara que pones cuando te estresas.
-Eso no es gracioso.
-Ya. Pero a mi me encanta- volvio a reirse picaramente cuando noto que me estaba poniendo roja.
-Venga, Jake. Quiero descansar un rato. Estoy muerta.
-Pues tumbate aqui conmigo.

Me lanzo su tipica mirada que ya conocia bastante bien. La mirada con la que se creia que podia conseguir cualquier cosa.

-No. Jake ya te lo he dicho. Dejame dormir un rato. Vete a tu habitacion por favor- le repeti frustrada y en vano.

Siguio igual y no se movio. Se recosto la cabeza en sus brazos y se hizo el dormido para chincharme. Yo no estaba de humor e intente tirarle al suelo agarrandole del brazo. El se dio cuenta de mi jugada y cogio la almohada para protegerse. Luego en un movimiento rapido me tiro del otro brazo y me hizo cosquillas haciendo que perdiera el equilibrio y cayeramos los dos de espaldas al suelo. Me tenia totalmente atrapada.

-No puedes conmigo, Leila- se acerco mas y sonrio.

Levante la rodilla dandole fuertemente y se echo a un lado quejandose del dolor. Ahora la que se reia era yo.

-Bueno, ¿ahora me vas a dejar dormir?

Despues de que Jake se fuera rechistando de mi habitacion dormi durante casi una hora. La costumbre de siesta española no me la quitaba nadie.

Me desperte sobre las seis de la tarde y me extraño no escuchar a Jake asi que decidi ir a buscarle.

Le encontre en la piscina del jardin tomando el sol en la hamaca y tocando la guitarra.
No me habia visto asi que pense en darle un susto por detras. Con tal mala suerte, que cayo a la piscina.

Yo no sabia donde meterme. Solo queria vengarme por lo que me habia hecho antes pero me habia pasado tres pueblos.

De repente me senti fatal por el. No debia haberlo hecho sobre todo por el estado en el que tenia la pierna.

Saco la cabeza del agua y se quito las gafas de sol empapadas para comprobar que habia sido yo.

-¡Ay lo siento! ¡Lo siento Jake! No te queria tirar
-Te...vas...a...cagar

Esa fue su advertencia un segundo antes de salir corriendo a duras penas del agua y cogerme de las piernas para despues tirarse a la piscina conmigo en brazos.

-¿Ahora que? Ehh...- se reia cuando me vio con la ropa empapada.

Me siguio echando agua mientras yo intentaba hacer lo mismo gritando como una loca. Me picaban los ojos y no veia nada.

Me abalance hacia el y le empuje haciendole una ahogadilla. No soportaba perder en este juego. El hizo fuerza para subir a la superficie y me apoye encima suya para impedirlo. Sin embargo, fue inutil. Tenia mas fuerza que yo a pesar de como estaba y en un movimiento rapido lo consiguio mientras yo seguia tirando de el con mis piernas alrededor de su cuerpo. Terminamos los dos riendonos como tontos agotados del esfuerzo que acabamos de hacer por la competitividad que suponia intentar ganar al otro.

Cuando los dos paramos nos quedamos callados mirandonos a los ojos en la misma posicion en la que estabamos. El de pie apoyado en el borde de la piscina y yo con mis piernas alrededor de su cintura.

Pense que podia resultar un poco incomodo para el asi que me puse de pie y me solte. Le note confundido.

-¿Por que haces eso Leila?
-No lo se. Pense que... podia ser incomodo.
-Leila
-Es que...
-Leila, por favor. Por una vez en tu vida dejate llevar. Quieres planearlo todo y no soportas que las cosas no te salgan como pensabas. Sigue a tus sentimientos. ¿Tu que quieres?

No podia haberlo dicho de mejor forma.

Me lance y le bese acercandome mas a el sujetando mis manos en su cuello. Habia dado en el clavo.

*****

No puedo asegurar cuanto tiempo estuvimos alli el uno junto al otro. Solo se escuchaba el sonido del agua y nuestro silencio interrumpido por la respiracion. Estaba con los ojos cerrados apoyada en su pecho y rodeada por sus brazos. Fue un momento muy especial.

El sol poco a poco fue desapareciendo y la noche se vino encima.

Dame ocho horas mas a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora