La vida era solo eso para Nathan.
La vida debía ser más que simplemente eso, aseguraba Eco.
«Una historia maravillosa, que hará Eco en sus corazones. Dos adolescentes, que son arrastrados por la mente divertida e ingeniosa de una niña pelirroja. »
-Nate, ¿Ves eso? –Pregunta ella señalando al cielo, el quita la mirada de la muchacha y mira-
-El cielo –Ella ríe divertida y clava sus ojos en los del chico-
-Tú ves el cielo, muchos dirían las nubes –Comento, sus ojos azules lo distrajeron un momento- ¿Sabes que veo? –Preguntó insistente Eco-
-Sorpréndeme. –Le dedica una sonrisa y vuelve a mirar hacia arriba-
-Veo el infinito.