17. Eres linda.

74 8 7
                                    

-Te aseguro Eco, que las cosas mejorarán, y nosotros no nos hundiremos. - Esa ultima frase retumbaba en mi cerebro , dejándome sin poder dormir.

Me retorcí en la cama hacia mi velador de noche, eran las 04:00 A.M , en dos horas tendría que prepararme para ir a la academia. La noche anterior ya había armado la mochila y planchado el uniforme, aunque eso no quitaría el nerviosismo que pasaba por mi cuerpo. Tenía miedo, jamás había sido lo suficiente sociable, ni había tenido la necesidad de serlo. 

Recuerdo que me había llevado meses intentar hablar con Nate, el chico mayor de la escuela cercana, y de todas formas no lo logre. El tuvo que hablarme primero.

De repente tocan la puerta, haciendo que deje mis pensamientos atrás, pero era demasiado temprano, supuse que era mi padre, solía volver tarde del empleo y tocar mi puerta por las dudas, sabía que yo sufría de insomnio, de todas formas me removí en la cama y decidí no atender.

Luego de treinta minutos, logre dormir, para después alarmarme por el reloj que resonó de manera histérica en toda la habitación. Pero al ver la hora no podía creerlo. Me cambié lo mas rápido posible, cepillando mis dientes y cabello al mismo tiempo que intentaba ordenar en mi cabeza que estaba llegando tarde. Baje corriendo las escaleras para encontrarme con mi padre desayunando.

-Buen Día - Dije intentando sonar amable mientras corría hacia las llaves.

-¿Que haces? -pregunto preocupado-. Lucas me ha dicho que habías salido.

Lucas otra vez, no sé que le sucedía a ese chico, era mi hermano, entonces, ¿Por que parecía no quererme ni un poco?

-Emmm -Me lo pensé-. Si, es que decidí volver por algunas cosas, pero estoy llegando tarde.

-No hay mas limusinas, ¿Quieres que te lleve? -Pregunta dejando de lado su café.

-No, no te preocupes, se el camino. -tomé las llaves y besé su mejilla antes de salir corriendo hacia el colegio, quizás, con suerte alcanzaría el autobús.

Pero no lo haría, porque la vida estaba riéndose de mi, mientras lo veía alejarse. Fantástico.

Mi celular comenzó a vibrar.

-¿Si? -atendí sin ver de quien se trataba.

-Hola Eco, soy Nate, solo llamaba para desearte un lindo día.

-Llegaste tarde -digo un poco cansada.

-¿Que sucede?

-Lucas me odia, perdí el autobús, y le mentí a mi padre para que no me llevase al colegio, el cual no se donde queda.

-Oh -responde.

-Si -suspiro molesta-. Todo era mas fácil en casa.

-Estas en casa Eco.

-No lo siento así. 

-Tranquilízate, ¿Sabes el nombre del colegio? -pregunta.

-¿Para que lo quieres? -pregunto.

-Buscare la dirección en Internet.

Una vez que el chico de ojos verdes me pasa la dirección, salgo disparada buscando y preguntando direcciones, para de todas formas llegar tarde y apurada, corriendo por los pasillos de la institución mas grande que había visto en toda mi vida. Pero parece que me había atraído tanto por las pinturas alrededor y lo hermoso que era todo, que olvide mirar al frente y caí al piso, chocando contra alguien. 

-Hey, ¿Estas bien? -pregunta.

Alzo mi mirada para encontrarme con un chico alto, ofreciéndome su mano.

-Lo estoy -respondo parándome sin aceptar su ayuda-. Discúlpame -digo.

-No, para nada -responde, intento seguir caminando pero el se interpone-. Soy Asthon -vuelve a tender su mano. 

-Y notablemente un aficionado al contacto -respondo, volviendo a ignorar su mano.

-¿Eres nueva? -pregunta con esa actitud de niño rico y engreído.

-¿Sabes donde queda el aula magna? -respondo.

-Eres nueva -decide con una sonrisa, pero no una sonrisa que fuera de fiar-. Y linda.

Suspiro y sigo caminando ignorándolo, ¿Quien se creía?










EcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora