22. Corre.

35 5 2
                                    

Seguimos caminando por el camino raro, el que nos llevaría hacía sus "Amigos", pero por alguna razón ese camino no llegaba mas. Y mi pijama se volvía color marrón, mi sonrisa, iba desapareciendo, y la tranquilidad que me había traído hablar nuevamente con Nate, me devolvía el sueño y los bostezos. Sin entender, porqué en todo el camino Asthon había sido atacado por tantas mala suerte.

Luego de que se le cayera sea lo que sea que fuera el líquido blancuzco, se había golpeado con dos muebles que habían salido de la nada, y tropezado en distintos charcos de cosas raras, ¡hasta una araña había caído sobre su hombro! Que suerte que me había empujado para que esa cosa asquerosa no cayera en mi hombro.

— Tengo sueño, ¿dónde están tus amigos? — pregunto, refregando mis ojos— . Dime, ¿hace cuanto estamos caminando Ashton?

El muchacho pasa su mano por su cabello dorado y me mira.

—  Te diré la verdad, no te enfades, ¿bien?

—  ¿No tienes amigos?, ¿es eso? —pregunto y no lo dejo contestar—. Yo puedo ser tu amiga si quieres.

Asthon muerde su labio y sonríe, vuelve a refregar su cabello como si se estuviese volviendo loco.

— Jamás había conocido a alguien como tu.

— ¿Eso es bueno?

— Nate tiene suerte — dijo, y fue cuando un montón de chicos y chicas salieron detrás de muebles, sobre todo una de las chicas que me había acosado anteriormente, con una cámara y cara de pocos amigos.

— Has arruinado la Bienvenida. ¿Que te ha sucedido? —le reclamó al chico, que miré confundida.

— La mayor parte de esas bromas eran físicas. ¡Es una niña! —respondió.

—  ¿Qué significa esto? —pregunté. Pero por dentro, sabía muy bien que significaba todo ello. ¿Cómo iba a creer que le chico mas popular del colegio querría ser mi amigo?. Volteé para salir de allí pero una chica arrojó un batido amarillo sobre mi, ensuciándome totalmente, y flashes de fotos comenzaron a atosigarme.

— ¡Basta! —escuché la voz de Ashton.

Pero cuando, los gritos parecían ecos en mi cabeza, fue cuando me dí cuenta que estaba corriendo. 

Mis piernas golpeaban el suelo como si fuera el culpable de lo que había sucedido, y mi cabello rojo, sabía a mango y durazno, mientras mis lágrimas necesitaban reconocer que jamás sería buena consiguiendo amigos. 

Había algo en mi. 

Que me hacía imposible, ser aceptada.

Todo parecía estar bien, y luego, mi vida se derrumbaba, con el nombre de reconstruirse, y debía volver a empezar, en un juego en el que no era buena, tenía todas las cartas, pero siempre había una que faltaba para poder ganar.

---------------------------------------------------------------------------

Hola! Subiré la segunda parte en un rato! Espero que les guste.

¡Tengan un Hermoso Día!

EcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora