Querido Diario (¿No te parece un poco cliché comenzar así?)
Habían pasado dos semanas, mis padres eran maravillosos, cuando estaban presentes, ya que trabajan demasiado y solían dejarnos con una niñera. Lucas siempre lucia molesto por ello, yo intentaba ignorar el echo de que no estuvieran tanto, porque como jamas había tenido una familia tan grande o padres, los ratos buenos que pasábamos lo eran todo. Mi tía llamaba dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la noche para desearme buenos sueños. Y nos quedábamos horas hablando, ella trataba de convencerme que todo seguiría siendo igual, pero yo la extrañaba mas de lo que podría contar, aunque fingía que todo estaba bien para no causarle mas dolor del que estábamos pasando. No estaba molesta con mi tía para nada, ella siempre me había dado todo a su alcance para que me formara como una buena persona. Y yo solo intentaba darlo todo a mi alcance y un poquito mas, para no defraudar a nadie.
Nate llamaba, pero a diferencia de mi tía, el lo hacia todo el tiempo, esta bien, exagero, pero minimamente 5 veces al día. Cuando entraba del colegio, cuando salia al colegio, cuando iba a sus clases extracurriculares, cuando me extrañaba y cuando no lo hacia también. (Aunque el negara no extrañarme). Y aunque yo me quejara de eso con el, ambos sabíamos que no había nada mejor que escucharnos, porque en ese momento todo estaba bien.
Durante el día, solía salir a visitar los grandes viñedos y mi padre, Frederic, me los enseño de punta a punta, era un hombre bastante alegre, una sonrisa grandiosa, y ojos marrones, pero cabello rubio como el sol. En cambio, mi madre, Johana, tenia una cabellera rojiza y ojos azules. y pecas por toda su cara, agradecí no tenerlas, en ella quedaban adorables pero con mi cabellera rizada tenia bastante trabajo ya. Amaban a sus hijos, siempre estaban con ellos, con nosotros, siempre y cuando no había trabajo.
Tocaron la puerta. Distrayéndome de mi diario intimo. Me pare y camine hacia ella para hallar a Lucas fuera.
-Hola.
-Hola -Digo un poco nerviosa, quiero caerle bien, mas a él, porque últimamente todo lo que hace es ignorarme. Los mas chicos me adoran y me integraron en cuanto me vieron, pero Lucas, con el que debería llevarme mejor porque me conocía, o me vio en la panza, aun así tuviese 1 año de edad, no lo hacia.- ¿Quieres pasar?
-No, solo venia a avisarte que dentro de una semana se terminan las vacaciones y debemos ir al colegio.
-Oh, debo volver a casa -Interpreto-
-No, iras a nuestro colegio.
-¿Como? -Pregunto sin comprender-
Bien, así es como me entere de que la existencia de la "Academia Superior Americana" él me contó que era una especie de instituto donde nos quedábamos durante toda la semana y fin de semana nos pasaban a buscar, pero que esto ultimo no sucedía con todos, algunos se quedaban allí los fin de semana también. Intente poner mi mejor cara al enterarme, pero una vez que se fue, corrí a llamar a Nate.
-Creo que no volveré por un buen tiempo -Digo llorando-
-¿No era que solo ibas un tiempo? -Pregunta desconcertado-
-Lo sé, Nate. Eso creía...
-Bien, no te preocupes, podemos hacer algo.
-¿Algo como que? Estaré encerrada en una academia, viviendo con personas que no conozco, no suena como que podría hacer algo, quiero volver a casa Nate.
-Tranquilízate, Eco, Pensaré en que hacer.
-Tengo miedo
-Tendrás mas amigos, y todo irá bien. -Intenta animarme-
-Pero yo quiero mi antigua escuela.
-No tenías amigas en tu antigua escuela -Dice-
-Pero quedaba cerca de tu escuela. -Nate ríe un poco-
-Lo solucionaremos, ya veras.
-Llamare a mi tía ahora.
-Hazlo, ella debe tener buenas explicaciones no te molestes con ella, ¿Bien?
-bien.
-Y Eco -Dice antes de que pueda cortar-
-¿Si?
-Te quiero. -Una pequeña sonrisa en mi cara opaca las lagrimas-
-Yo te quiero mas.
