Capitulo 1

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Despierto con ese sonido tan familiar de todas las mañanas, el sonido del despertador. Abro los ojos de a poco para acostumbrarme a la luz que entra por la ventana de mi recámara, cuando mi visión deja de ser borrosa, apago la alarma.

Otro día pesado de preparatoria, estoy cansada y estresada de tantos trabajos finales, exámenes, que mi cabeza amenaza con explotar, además no he podido dormir bien en la última semana.

Mi cuerpo me reclama a gritos que debemos descanzar más y recuperar fuerzas, pero mi cerebro me dice que me levante de una buena vez y me ponga manos a la obra. Obedezco a mi molesto cerebro y empiezo a levantarme de mi muy, muy adorada cama (en los últimos días claro esta), me quito de encima las sábanas blancas y el cobertor y me siento en el borde de la cama mirando hacia el suelo de madera clara, bostezo y froto uno de mis ojos, de mala gana, me levanto para caminar hacia el baño, cuando logro llegar, me miro en el espejo.

Mi cabello azulado esta despeinado y enmarañado, es como si tuviera un nido de aves ahí, mi piel que ya es blanca, esta pálida, mis ojos estan entre abiertos y puedo notar el iris color blanco, bajo estos, hay ojeras que se notan a kilómetros, de mis labios sale un poco de baba, en conclusión, estoy vuelta un desastre.

Cepillo mis dientes, me despojo de mi camisón violeta y demás ropa y entro en la división de la ducha para darme un merecido baño. Unos 20 minutos después, salgo cubierta por una bata de baño color salmón y una toalla en mi cabeza, me miro al espejo y ya me encuentro mucho mejor, salgo del baño y entro a mi recámara, busco el uniforme que consiste en una camisa blanca de manga corta, con un chaleco azúl marino y la falda del mismo color que debe llegar a la altura de las rodillas, las medias llegan 10 centimetros más abajo de la altura de las rodillas, las zapatillas de color negro y una corbata roja carmesí.

Me pongo mi uniforme y salgo de mi habitación con mi maleta y los folders llenos de papeles que he tenido que hacer en el transcurso de la semana, bajo al piso inferior y dejo mis cosas sobre uno de los sillones de la sala, entro en la cocina y debo preparar algo rápido para mí y mi onee-chan.

Mi padre, como cada mañana no se encuentra en la casa ya que vive ocupado en la empresa de la familia, se supone que yo seré la siguiente en hacerme cargo de la empresa, pero parece que mi primo Neji que ya está estudiando administración de empresas en la Universidad de Konoha, será quien se haga cargo. Aunque tenga o no tenga que hacerme cargo de la empresa de mi padre, la verdad poco me interesa.

Se escuchan pasos en las escaleras, una chica adolescente de 14 años, de cabello castaño hasta la altura de los hombros, de piel blanca como la leche al igual que yo, con ojos que parecen un par de perlas entra con una gran sonrisa a la cocina con el uniforme de la preparatoria.

- Buenos días onee-sama- dice alegremente mientras tomaba asiento en una de las bancas del comedor.

- Buenos días Hanabi, ¿dormiste bien?- digo dandole una sonrisa, ella se acomoda un mechón de su cabello por detrás de la oreja y me devuelve el gesto.

- Bien, ¿y tú?.

- No muy bien, tenía que terminar unos trabajos que tengo que entregar hoy- le doy vuelta a los waffles y la miro.

- Onee-sama, debes descanzar más, se notan mucho tus ojeras- dice en tono preocupado demo a la vez divertido.

- Después de hoy y mañana podre dormir mejor no te preocupes- ella asiente, sirvo los waffles y le pongo el bote de la miel al lado del plato de Hanabi, ella frota sus manos y agradece la comida.

...

- ¡Hinata!- escucho una voz familiar, volteo y me encuentro con la dueña de esa voz, una chica de piel blanca como la harina, su cabello es de color rosa, sus ojos son verdes esmeraldas, viene corriendo hacia mí con una sonrisa. Lleva el uniforme de la preparatoria, cuando llega a donde estoy, apoya sus manos en sus muslos para sostener su peso ya que inclina su cuerpo hacia adelante para tomar bocanadas de aire.

Gracias (Naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora