-¿Vosotros, sois los chicos de "sumergidos en la sombra"? ¡Venid conmigo! El Padre Jesús, os está esperando...-Decía el monaguillo que había acudido a recibirnos. Tenía la voz rasposa, por su forma de hablar; diría que tenía un par de años menos, era un poco más joven que yo-.
Nos dio un apretón de manos y subimos por las escaleras. Un momento antes de alcanzar la puerta, se dirigió a nosotros...
-Ah... Se me olvidaba, los perros, no están permitidos...-Dexter ladró, como si se sintiera molesto-.
-Está bien, me quedaré yo con él...-Dijo MeiShui resignada-. Te esperaré aquí...-Dexter, volvió a pegar otro ladrido. No sé si pensar, que era por animarme o porque me pedía que me quedara con él...-.
Una vez dentro, se cerraron las puertas y sentí el frío. Un frío seco, fruto del silencio y del vacío que había dentro de esas paredes. Hasta aquí, como cualquier iglesia; dentro te aislabas completamente del mundo. Pero, había algo, que la distinguía del resto de las iglesias; el sonido de los goteos...
"Glop, glop, glop..."-Escuchaba de fondo, mientras el monaguillo me explicaba-.
Se trataba de las imágenes... Todas las figuras de los santos, emanaban sangre. Incluso la de los representados en los cuadros...
El eco producido por los goteos y el fuerte viento que entraba por los techos, le daban un aire mas siniestro. No notaba nada por lo que tuviera que alarmarme. Pero todos esos elementos, me hacían sentir incómodo...
-Espera aquí, voy a avisar al padre Jesús...
Durante ese momento, me quedé sentado, tratando de pensar sobre el caso. Pero no podía, quitarme de la cabeza a mi madre...
Ella allí, esperando a tener una última imagen de su hijo. Y yo aquí, buscando espíritus de los que no existen. Y desmontando tapaderas que a pocos les interesa desmontar...
Me sentía perdido, sabía claramente lo que tenía que hacer. Pero teníamos el contrato firmado y debíamos esmerarnos con el programa.
Al rato, noté como las maderas de mi banca, cedieron. Alguien se había sentado a mi derecha, cosa poco probable; porque a esas horas, la iglesia permanecía cerrada.
Realizaba sus plegarias, mediante susurros. Susurraba muy deprisa, no logré entender lo que decía...
Al cabo de un largo silencio incómodo; solo interrumpido por el sonido de los goteos y un salmo, que provenía desde los aposentos del cura... El hombre, se acercó a mí... Yo sostenía mi bastón, el de madera de olivo, fuertemente; no sé porqué razón, los latidos se me aceleraron...
-¿En qué puedo ayudarte hijo?
La voz del padre, resonó con todo el eco de la iglesia...
-¡Muy buenas! Estoy aquí, para informarme sobre los misteriosos elementos que acontecen. Desde mi programa, estamos interesados en que se haga público lo que sucede aquí y en tratar de encontrar alguna explicación...-El padre parecía no escucharme-.
-¿Explicación?-Preguntó con tono retórico-. ¡La palabra del Señor, no necesita explicación!El párroco, se mostró molesto... Su voz retumbó por todos los pilares de la iglesia. Podían escucharse a los pájaros del campanario, huyendo despavoridos...
-Ven, acompáñame...-Dijo, mientras se levantaba y alejaba por los pasillos... Su tono de voz, volvió a relajarse. Pero resonaba igual de grave y amenazante-.
Al llegar a una de las estatuas de la entrada, la de la virgen con su hijo, el Niño Jesús, se detuvo y me invitó a tocarla...
-¡Ten! Esta es la palabra de Dios...-La sangre estaba fría... No sé, como debería de estar, porqué no acostumbro a tocar sangre todos los días... Y mucho menos en estatuas... Pero lo cierto es, que la sangre emanaba de ellas. Sin ningún tipo de mecanismo, ni manipulación...-. No cumplimos sus mandamientos...
De pronto, una voz... No, mejor dicho, un trueno; se oyó desde el fondo de la iglesia...
-¡Detente!-Esta voz, sonaba mas fuerte que la anterior; hacía balancearse las lámparas de candelabro, colgadas a lo largo de los techos...-.
-¿Qué haces, sacrílego? ¡Deja eso en su sitio!
Del susto, por poco se me cae la estatuilla...
-Ja, ja, ja...-Escuché al padre reírse a carcajadas. La última, fue, como un susurro burlesco en mi oreja derecha...-.
-¿Qué sucede?-Vino a preguntarme el monaguillo-.
-Eso mismo me pregunto yo... ¿A dónde se ha ido el padre Jesús?-Dije señalando, hacía donde se desvanecían sus carcajadas-.
-El padre Jesús, está allí...-Dijo acercándome hacía el hombre que me había dado el alto, con voz de trueno-.
ESTÁS LEYENDO
Ojos en la oscuridad.
ParanormalFede, es un chico de 27 años con ciertas habilidades paranormales. Algunos lo consideran un don, otros una maldición. Lo que no cabe duda, es que sabrá sacar partido de ello. Como locutor de radio, esta cualidad, le llevará a dirigir distintos pro...