CAP.3

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POV: ALLISON

Desolada

Después de que Alberto me dejara sola en la habitación no sabía qué hacer. Por más que pensaba en cómo salir de aquí no se me ocurría nada coherente ya que la incoherencia más grande seria saltar por la venta o esperar hasta que alguien entre y atacarlo. Pero obviamente esas opciones son arriesgadas, una más que la otra. No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que siento una lágrima correr por mi mejilla. Se que lloro de impotencia pero aun así me da rabia estar llorando, eso solo significa debilidad y yo no soy débil.

Al cabo de dos horas me quedo con la vista perdida hasta que alguien toca y entra.

-Hola señorita Allison. Mi nombre es Ana y seré su ayudante. -Yo me quedo igual que hace un momento, no le dirijo la palabra y menos le miro...- El señor Alfero me ha enviado a avisarle, que quiere que baje a cenar por lo que tiene que ducharse y ponerse este vestido.

-No tengo hambre y dígale a su jefe que se vaya a la ¡MIERDA!

-Señorita yo usted y no me expresara así del señor. Mire le daré un consejo, sígale la corriente, en verdad le convendrá.

-Yo no le pedí sus consejos. -Le espete con toda la frialdad que pude.-Y valla y dígale a su jefe que se muera.

-Señorita por fa...

-¡QUE SE VALLA LE HE DICHO!

-¿QUE MIERDA PASA AQUÍ?

-Señor....

-Vallase Ana, yo me encargo. -No sé que me paso pero desde que entro Alberto a la habitación me ha entrado un escalofrió tremendo. Él me da mucho miedo pero no se lo demostrare antes prefiero morir.

-A ver niña estúpida. No sé que no te quedo claro hace un rato. Pero como veo que además de estúpida eres bruta te lo haré entender con hechos.

Al él decirme esas palabras me recorrió un escalofrió por todo el cuerpo y sólo pude retroceder unos pasos al verlo dirigirse hacia mí como un tigre a su presa.

En menos de lo que creí ya me encontraba contra la pared con él aprisionando mi cuerpo.

-Súrtame por favor.

-Mm ahora ruegas. Pues tengo para decirte que soy de poca paciencia, y ya se ha agotado. -De un momento a otro me estrelló contra la pared continua a la que me encontraba. Los movimientos eran tan rápidos que no vi venir una bofetada que me dio del lado izquierdo y sin esperar una reacción de mi parte me da otra del lado derecho. Estás eran tan fuerte que no aguante y solté un grito desgarrador. El sin esperar que me reponga me avienta a la cama y en menos de un segundo se encuentra a horcajadas sobre mi dándome puñetazos en la boca del estomago. Sus movimientos son muy rápidos y precisos. Por cada golpe que recibía sentía morir, nunca me habían golpeado y ser golpeada por un extraño y de esta forma tan brutal es horrible.

-Por favor detén...Te, por favor me...Duel...le...

-Ahora suplicas ¿He?

-Por...Favor...Por favor me duele mucho. -No paraba de golpearme y yo no paraba de gritar de dolor.

-Esto es para que aprendas a obedecer cuando doy una orden. ¿Quedo claro?..-No pude responder por el dolor y cuando él vio que no respondía me propino otro golpe.- ¿QUEDO CLARO? Ó ¿quieres más?..

-Si, quedo claro...

-Bien...-Se baja de la cama y se queda observándome.-Ahora te quiero abajo en diez minutos...-se dirige hacia la puerta y antes de cruzar el umbral se detiene.-Y no me desagrades con tu falta de estilo, quiero que te duches y te cambies. Tiene diez minutos y contando.- Y sale de la habitación.

Dios ¿Que es esto?¿A dónde vine a caer?...me quedo unos minutos mirando el techo cuándo de repente me acuerdo de que el maldito me dio diez minutos, por lo que me levanto lo más rápido que me permite el dolor y me dirijo al baño. Después de pasar un calvario en el baño y en ponerme el vestido. Que en otras circunstancia abría disfrutado luciéndolo en el espejo ya que me gustaba y es de mi color favorito, rosa pálido, es largo y para completar me queda como una segunda piel. Al terminar de secarme el cabello un poco con una toalla me dirijo al comedor.

Bajo la escalera dándome cuenta que es la primera vez que puedo observar la casa, es bastante grande. Está pintada de diferentes colores y está decorada de la época del siglo XX.

-Por aquí señorita. -Me giro buscando la voz que me ha hablado y me encuentro con una chica de menos de veinticinco años, morena con un moño recogido y muy linda.-El señor la está esperando en el comedor, sígame por favor. -Le respondo con un movimiento de cabeza y me dedico a seguirla. Después de varios minutos llegamos al comedor que como todo en la casa es bastante grande.

-Ya puedes retirarte Cecilia. -La joven que ahora sé que su nombre es Cecilia, asiente y se marcha.

Me quedo parada esperando que él muy malnacido me indique sentarme con mi cabeza gacha.

-Piensa muy bien cuando te refieres a este malnacido. -¡Ah...! Levante la cabeza sorprendida y me quede con la boca abierta.-Si, te puedo leer la mente niña estúpida. Anda siéntate donde quieras, total poco me importa.

Me siento lo más alejada posible de él y de inmediato aparece un hombre, no logro verle el rostro ya que lo mantiene hacia abajo. Nos sirve la cena y se retira tal cual llegó.

Por un buen rato me dedico a observar lo que está servido en el plato, veo filete con papas. Para mi buena suerte ''nótese el sarcasmo'' es uno de los platos que más odio.

-¿Acaso no piensas comer?...-.me quedo tal como estaba. Si, soy un poco masoquista.-Te he hecho una puta pregunta y no la vuelvo a repetir. -Al terminal de decir esto me pongo nerviosa y decido responder.

-No me gusta el filete y menos la papa.

-Pues te lo comes. -Me responde de forma cortante.

-En verdad no me gustan.

-QUE TE LO COMES TE DIGO. Si no quieres otra paliza y te juro que está vez no tendré compasión...-quién lo escuchara. Compasión dice, si me dejó hecha trizas.

-Créeme, esta vez te dejare hecha mierda...-Sus palabras causaron terror en mi, aún más de lo que ya sentía.

- Te quiero ver y muévete que no tengo todo el tiempo. -Sin querer, me dedique a comer. Sintiendo en algunas ocasiones ganas de vomitar-Hay de ti que vomites en mi mesa niña sucia. -Después de un rato ya me había comido todo.- ¿Ves que no fue tan difícil?..-Dice. Se levanta y se va dejándome sentada

Después de cenar esa basura me quedé como una hora sentada y después decidí retirarme a dormir, no sin antes depositar todo el contenido de la cena en el escusado.

Me encontraba tirada en la cama pensando en mi familia, en que estarán haciendo mis padres, si ya se dieron cuenta de mi desaparición y me están buscando. En mis amigos, pienso en los momentos que compartí con todos ellos y me pregunto si los volveré a ver. Sin querer me encuentro llorando nuevamente y esta vez no es por el dolor físico, si no emocional, por la falta que me hacen mis seres queridos y porque ahora más que nunca me encuentro completamente.....DESOLADA...y con ese pensamiento me quedo dormida.

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¡Su...esclava!  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora