Prólogo

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Era un día perfecto para una boda. El sol resplandecía sobre los grandes prados de Longlake, Texas. Se escuchaba el cantar de los pájaros y el leve relinchó de los cabellos en las caballerizas de cada rancho. La tranquilidad reinaba en todo el pueblo pero pronto esa tranquilidad se vería afectada por la boda del año. La boda de James Collins con la recatada y estudiosa doctora Anahi Puente.

El pueblo no se asombraba mucho de esa pareja ya que lo habían sido siempre. Desde niños sabían que llegarían a ese momento en sus vidas donde se casarían después de haber alcanzado sus metas. James se había convertido en un ranchero próspero y Anahi se había graduado de la facultad de medicina y ahora iba a dirigir la consultada del pequeño pueblo de quinientos habitantes y trabajar en el hospital de Forword un pueblo a dos horas de Longlake. Eran la pareja ideal se querían mucho y finalmente dos de las familias más prosperas de Longlake se unirían para crear un imperio imparable.

Anahi Puente suspiro mientras observaba todo el movimiento desde la ventana de su habitación pronto dejaría ese rancho que tanto amaba y se mudaría a la casa que James había construido en sus tierras y dejaría su apellido Puente por el de Collins. Eran muchos cambios para asimilar tan rápidamente.

Bueno, no podía definir su relación con James de "rápida" ya que habían sido novios desde que tenía uso de razón. Sabía que ese momento llegaría pero a pesar de que era feliz de unir su vida al único hombre que había amado siempre algo no estaba bien. En el fondo de su corazón podía sentir esa pequeña llamita de tristeza. No era completamente feliz y se sentía como una hipócrita porque había gente que estaba desviviéndose porque su día fuera especial. Solo bastaba ver su jardín trasero para saber que sería una fiesta memorable. Su hermana Mary estaba vuelta loca por toda la casa buscando todo para hacerle su peinado y dejarla "divina" según palabras de su hermana.

Mientras veía la larga extensión del Rancho R.N. se preguntaba que era eso que le faltaba, que era eso que no la hacía apreciar y ser feliz el día más feliz de su vida.

—Vas a adorarme después de todo lo que tuve que hacer para sacar a James de aquí—dijo su hermana pequeña entrando a la habitación—. Tienes a ese hombre desesperado.

—¿Estuvo aquí? —Nora asintió acercándose a ella.

Nora era su hermana menor que tenía veintidós años y se había convertido en una gran fotógrafa y estaría encargada de las fotos de su boda.

—Estaba supervisando y estoy "recitando" lo que dijo, que estaba supervisando los avances de la fiesta.

Anahi rio quedamente.

—Todo está listo para la fiesta—dijo observando la ventana de nuevo.

—Mary estaba casi tirando la casa para encontrar el pasador de plata de la abuela que usara para tu peinado. Y tu estas muy tranquila aquí.

—Me estaré volviendo loca después te lo prometo—dijo quedamente—. Además James se preocupa por los dos, no podemos ser dos maniáticos del control.

—Bueno, en eso tienes razón—se sentó al lado de su hermana que aun veía la ventana—. Papa tiene todo listo para ti Annie, esta tan feliz de que tú y James finalmente dieran este paso se muere por tener nietos.

—Yo también lo estoy—sonrió un poco nerviosa—. James es un buen hombre pero nunca hemos hablado de hijos.

—Pero tu adoras a los niños...—Anahi vio a su hermana con una pequeña sonrisa.

—Me muero por tener hijos—Sonrió con aire soñador—. Muero por cuidarlo y tenerlo en mis brazos pero aún falta un poco para eso.

—Para eso está la luna de miel, hermanita—dijo guiñando el ojo.

Anahi enrojeció de la cabeza a los pies y rio nerviosamente.

—Si claro—dijo suavemente viendo a su hermana.

Nora le acaricio la mejilla a su hermana mayor con ternura, Anahi era su ejemplo y nunca dudaba en decírselo. Desde que su madre había muerto cuando Nora era una niña de cinco años, Anahi seis años mayor que ella había tomado la decisión de criar y cuidar a su hermana. Nora siempre había estado agradecida de los sacrificios que su hermana había hecho por ella y jamás dudaba en darle las gracias y en decirle lo mucho que la quería.

—Lo importante—dijo Nora—. Es saber que te casas con amor con un hombre siempre ha sido bueno contigo.

Anahi asintió con aire distraído. James había sido el novio perfecto y ella lo quería mucho.

—Yo lo quiero mucho—vio a su hermana—. Y estoy feliz de poder formar una familia.

—Te mereces toda la felicidad del mundo, Annie—dijo suavemente—. Eres la mujer más increíble y James es muy afortunado.

Anahi sonrió suavemente y bajo la mirada dando un suave suspiro.

—¿Lo amas verdad Annie?

Anahi vio a su hermana y vio preocupación en sus hermosos ojos azules. Su hermana Nora había sacado la belleza clásica de su padre, mientras ella también rubia y de ojos azules tenía la belleza de su madre. Ambas eran muy guapas pero según la opinión del pueblo Nora Puente era la más hermosa de las tres hermanas.

—Claro que lo quiero—rio suavemente—. Me voy a casar con él.

—Bueno si, pero...—la vio a los ojos—. Hace tanto tiempo que son pareja que bueno...Loretta dice que el tiempo enfría el amor si no se cuida bien.

Loretta que era la cocinera había sido casi como una madre para ellas y Nora siempre había escuchado fascinada sus historias. Mary por otra parte prefería hacer oídos sordos cuando Loretta decía algo que era muy cierto, como por ejemplo que el hijo del panadero que era alcohólico no era un buen prospecto para una señorita como Mary.

—¿Crees que James y yo no hemos cuidado nuestro amor? —la vio fijamente.

—Se que llevan años, pero James es tan serio Annie. Son como polos opuestos en todo. Tú dices negro, él blanco. Tú eres médico y el ranchero. Tú odias los caballos, él los venera. No tienen nada en común. Es más nunca han tenido nada en común.

Anahi escuchaba a su hermana seguir parloteando sobre las diferencias entre ella y James que eran muy marcadas. Claro que no tenían muchas cosas en común, casi nada en realidad. Pero eso no significaba que no se amaran y que no pudieran formar una familia. James no era la persona más romántica del mundo y ella ya lo sabía por lo tanto no esperaría nada.

Lo que nadie sabía es que Annie años atrás había aceptado que esos amores que leía en sus novelas no eran más que eso. Amores de novela y fantasía que no existían. Una mujer necesitaba poner los pies sobre la tierra y si James era un buen candidato para padre y marido no había razón para rechazarlo. Aunque según sus novelas a una mujer podía temblarle el pulso y las piernas por un hombre a ella jamás le había pasado y ya no esperaba que sucediera.

—Sabes que tengo razón—dijo su hermana finalmente.

Anahi la vio y sonrió suavemente.

—Tengo claro como es James Nora. No espero nada diferente y a pesar de todo es un hombre bueno que me quiere y nos conocemos desde hace mucho tiempo, nos respetamos y nos queremos.

—Yo solo quiero lo mejor para ti.

—Y James es lo mejor, Nora—dijo sonriendo—. Dentro de dos años tendremos una hogar hermoso y ya quizás dos hijos corriendo por allí.

Nora vio la emoción de su hermana y suspiro Anahi se moría por tener hijos y ser feliz y esperaba que lo fuera. Nadie merecía más ser feliz que su hermana. Nadie.

Anahi suspiro. Dentro de seis horas seria la Señora Collins y tendría un hogar una familia. Allí empezaba su sueño. Sin embargo como Loretta siempre decía: "Los sueños no siempre se hacen realidad".

Mi Destino A&A (Historia Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora