Capítulo 25

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El silencio cayó sobre ellos y Anahi doblo la hoja con sumo cuidado y la dejo sobre su regazo con la cabeza baja. Alfonso se había quedado en silencio y no había dicho nada. Los ojos azules de Anahi se llenaron de miedo al ver su mejilla cubierta. Había hablado con Dulce y sabía que Alfonso había estado allí. Lo había buscado desesperadamente y al parecer había fracasado en disimular su amor. El hombre de la posada se había quedado viéndola fijamente mientras veía su desesperación pero no le importaba. Estaba tan desesperada que al pasar por donde Dulce ella le había dicho que Alfonso había estado allí y que quería estar solo. Anahi con dolor había esperado por horas atendiendo pacientes y luego otras horas mientras compraba algunas cosas para una cena y decidía ir a la casa de Alfonso. Ella había sido la que había ocasionado todo eso y ella había ido a pedir disculpas. Al no encontrarlo en la casa se desanimó pero había escuchado los suaves ladridos de Bongo y había caminado siguiendo el sonido.

Ahora estaba allí al lado del hombre que adoraba más allá de la razón sin saber que decir, sin saber cómo actuar. Cerro sus ojos suavemente y con dolor, ¿lo habría perdido? Bongo llego a su lado y con suavidad le acaricio la cabecita pero los patos eran más divertidos que ella en esos momentos así que rápidamente se alejó. Al no escuchar a Alfonso se animó a verlo este estaba con la mirada fija en el horizonte y con lágrimas en los ojos. Anahi apretó sus manos para no abrazarlo. Quería besarlo y rogarle si era necesario que la perdonara pero Alfonso no hablaba no se movía.

Anahi tomo la media docena de rosas que adornaban la caja y la abrió. Saco un peluche de osito y le acaricio las orejitas y luego con delicadeza se lo paso a Alfonso. Este volteo a ver el osito y luego la vio a ella.

—Lo compre para ti—dijo Anahi con voz rota—Hace unos días pero quería darte la caja cuando tuviera más cosas en el interior pero aquí esta—se lo extendió y pasaron tres minutos antes de que Alfonso lo tomara sus manos se rozaron y a pesar del guante Anahi sintió su contacto en todo su cuerpo.

—Gracias—dijo suavemente Alfonso y Anahi cerró los ojos absorbiendo su voz. Posiblemente había sido demasiado rápido pero era real. Amaba a ese hombre, amaba a Alfonso—. Es muy bonito.

—No tanto como tú—dijo Anahi con voz enamorada y Alfonso bajo la mirada—. Hay más cosas para ti dentro de la caja—Alfonso respiro hondo—. Es el primer regalo que le hago a alguien de quien estoy enamorada. Por favor solo recíbelo.

—Anahi no creo que sea el momento de hablar aun no me siento del todo bien y no quiero arruinar más las cosas—Anahi bajo la mirada al escucharlo frio no la volteaba a ver vio sus manos y tomo le osito que él le había dado.

—No voy a hablar si no quieres solo déjame quedarme junto a ti—dijo con dolor—. Hare lo que quieras que haga pero te ruego desde lo más hondo de mi alma que no me corras.

—¿Cómo tú me corriste a mí? —dijo lleno de dolor, Anahi cerro sus ojos y sollozo.

—Perdóname—dijo con la voz quebrada—. Hago lo que me pidas lo que tú quieras pero déjame quedarme contigo. Ódiame, grítame, pero no me dejes.

—Yo jamás te odiaría ni te gritaría—dijo él suavemente—. Yo no soy como él pero tú siempre lo olvidas.

—No es que lo olvide—dijo con dolor—. Estoy enferma Alfonso sé que no es excusa pero por un momento no supe quién, era quien me estaba tocando él me hace cosas horribles que yo no quiero recordar.

—Pero aun así querías tener un hijo con él—dijo él dolido—. Hubieras permitido que él te hiciera daño antes de intentar tener algo conmigo.

Mi Destino A&A (Historia Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora