Noches de luna roja

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Extiendo mi mano hacia las frías penumbras para sostener la de la noche, rozando mis dedos con los suyos, fundiendo mi alma con su inmensidad.
Observo el horizonte donde la blanca luna se tiñe de sangre y el aullido del lobo reclama el amor que le fue arrancado sin piedad, ante la presencia de su furiosa amada.
¿Así se sentirá? ¿Ésta es la paz?
La noche me absorbe y un silencio ensordecedor apaga mi mente.
El lobo calló.
La luna se volvió más roja.
Mi alma es la noche y la noche reclama mi alma. Una luz mortecina se acerca a mí.
La oscuridad me devora.
La luna se vuelve un poco más roja.

Poemas de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora