Für Madison

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Dedicado a mi hermana, Madison,
la guerrera de irises azules.

I

Un ejército destrozado seguía
con paso triste y cabizbajo
por los prados de tierras enemigas,
reduciendo sus filas cada día,
y sólo algo lo hacía aventajado:
la chica de azules ventanas amigas.

II

Con paso firme y escudo cara al cielo
avanzaba entre cadáveres aliados y adversos
bajo una lluvia de flechas emergidas del suelo
que cubrían cada resquicio de lo eterno.

III

Cabalgando imperiosa sobre su bestia alada
emergía de las sombras la recia guerrera;
en lo alto se erguía su flamante espada,
disipando enemigos con su luz plateada;
avanzando sin pausa sobre tierras fieras.

IV

A su paso los viles huían despavoridos;
a su paso los afables veían esperanza;
a su paso los pueblos aclamaban a gritos
aquellos ojos azules que vigilaban a Las Razas.

V

Volando, su bestia arremolinaba los vientos;
volcando navíos de estrellas escarlata;
guiando navíos de velas perladas;
llevando y trayendo de la tierra a los muertos;
quemando espíritus con sus infernales alientos.

VI

Luchaban los platinos fieramente;
acabando con más hombres de los que perdían;
conquistando más ciudades de las que cruzaban;
trayendo desdicha a los que con su sufrimiento gozaban.

VII

Acero contra acero, sus espadas chillaban;
quebrando cada hueso de los que arremetían;
equipo con escudo que bien las protegía;
blandeando la bandera de la nación que libraban.

VIII

Marchaban los platinos firmemente;
cruzando por naciones que agredían;
sin alguna adversidad que los parara;
con un solo objetivo en su colectiva mente:
la otrora poderosa Ciudad Dorada.

IX

Como ruido de tambor sus pasos resonaban
por cada agujero de la tierra que recorrían;
trayendo consigo un dejo de alegría;
zafando sus muñecas de las cadenas que apresaban.

X

Y en el horizonte emergía aquel castillo
cubierto en llamas que vilmente danzaban,
en el suelo sus paredes yacían destrozadas
rociando por doquier sus fragmentos amarillos.

XI

Ante la visión de aquel aliado moribundo
las espadas brillaron bajo el sol
y los platinos gritaron furibundos.
Y corrieron...
... hacia su perdición.

XII

Masacrados fueron los primeros
bajo las flechas surgidas por doquier,
calcinados fueron los segundos
bajo el fuego de negros dragones,
degollados los últimos y terceros
por las dagas de los asesinos fröntier;
y sólo un guerrero no corrió a aquel mundo:
la chica de ojos de azules colores.

XIII

Risueños los escarlata observaban a la chica,
cuya apariencia les parecía angelical.
«¡Esta noche nos divertiremos con ella!»,
entre las risas alguien logró exclamar.

XIV

Sus ojos azules observaban serenos
la tierra que sus amigos manchaban de rojo
en nombre de una guerra de emanaba enojo
como líquidos mares de viles venenos.

XV

Lujuriosos los escarlata acometieron contra ella,
sin siquiera saber si matar o raptar habrían,
sólo un pensamiento cruzaba su cabeza:
no dejar platino alguno con vida.

XVI

Uno a uno perdieron su vida
bajo el filo de aquella espada,
bajo las brasas de aquel dragón
que por los aires volaba.

XVII

Escarlatas y platinos atiborraban los suelos
manchando la tierra de líquidos rojos.
La chica, cansada, cerraba sus ojos
y su dragón custodiaba los cielos.

XVIII

En el horizonte se observaba el final de la tierra
que muchos su vida darían por ella
pero sólo una preservaría la suya bella:
aquella chica que había ganado la guerra.

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