Capitulo 24

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A la hora de la cena, Justin bajó ya limpio y duchado. Miró airado a las dos jóvenes, que reprimían risitas e intercambiaban miradas divertidas, pero no dijo una palabra respecto a lo ocurrido. Sin embargo, cuando llegaron al postre, Justin se levantó sin decir nada, tomó su taza de café y salió del comedor en dirección al estudio.

-Se hace el ofendido -dijo Sandy divertida-. ¿ por qué no le llevas su, trozo de tarta para hacer las paces con él?

-No quiero hacer las paces con él.

-Por supuesto que quieres -insistió su amiga con una sonrisa maliciosa, sirviendo un trozo de tarta en un platillo y entregándoselo con un tenedor-. Anda, ve.

-Eres una mala amiga-la reprendió ______ frunciendo los labios-, sabías que estaba allí detrás de nosotras, ¿no es cierto?

Sandy se sonrojó entre risas y se encogió de hombros.

-Lo siento, lo siento... Es sólo que quería que mi hermano se enterase de que no lo odias. Pensé que ayudaría a distender las cosas entre vosotros.

______ entornó los ojos pero no contestó. Se levantó, tomó el plato, y lo llevó hasta el estudio. La puerta no estaba cerrada, pero llamó con los nudillos antes de entrar. Justin, sentado frente a una gran mesa de madera oscura, tenía un periódico abierto en una mano, y la taza de café en la otra.

-¿No querías un poco de tarta? -inquirió ella vacilante.

Justin bajó el periódico y se recostó en el asiento, mirándola fijamente.

-Te envía Sandy, ¿no es así?

______ no era buena fingiendo, y él se rió al ver que la expresión de su rostro la delataba.

-Ya me imaginaba que no vendrías aquí por tu propia voluntad.

La joven se acercó, ignorando el sarcástico comentario, y dejó la tarta sobre la mesa.

-No pretendía molestarte con lo que te dije esta tarde -se disculpó él quedamente-. Sé que no eres una persona torpe por naturaleza. Me sentí furioso conmigo mismo en el momento en que lo dije.

-Y yo reaccioné de un modo desproporcionado -admitió ella, dibujando arabescos invisibles con un dedo en la superficie de la mesa Perdóname tú también -alzó la vista hacia él-. Por un momento creí que me ibas a pegar, pero no lo hiciste

Las facciones de Justin se tensaron.

-Ya te dije que yo jamás golpearía a una mujer.

-Bueno, siempre es mejor asegurarse -dijo ella.

Justin conocía la razón de su miedo, pero le ponía enfermo el sólo pensar en ello, porque se sentía horriblemente culpable por no haberse dado cuenta y haberlo impedido. Tomó un sorbo de su café y dejó la taza sobre la mesa, observando a ______ con una leve sonrisa en los labios.

-Supongo que no querrás que nos demos un beso y hagamos las paces, ¿verdad? -le preguntó de repente.

Los sorprendidos ojos de ______ se alzaron, encontrándose con los suyos.
-Oh, no tendría que ser un beso apasionado - aclaró Justin. Sus ojos seguían fijos en los de ella, con una mirada burlona pero extrañamente tierna-, pero te haría bien, ser besada de un modo que no te hiera.

-No quiero que un hombre vuelva a tocarme en toda mi vida -dijo ella con amargura.

-Comprendo que ahora te sientas así -respondió él suavemente-, pero no debes permitir que esa mala experiencia te predisponga contra todos los hombres en el futuro. Eres muy joven aún, y serías una madre tan dulce... Recuerdo el día que Mary Gibbs fue a la tienda de tu padre con su bebé -añadió en un tono melancólico, como si recordara aquellos días con especial cariño-, cómo te deshiciste en tiernas miradas y caricias con él...

-Pero... pero tú no estabas allí ese día... -replicó ella perpleja.

-Yo nunca dejé de verte, ______. Nunca. Solía ir cerca de la tienda, y te observaba largo rato a través del escaparate -dijo él abruptamente. Daba la impresión de que le pesara el no haber podido evitarlo-. Dios, sigues sin comprenderlo, ¿verdad?

______ frunció las cejas y sacudió la cabeza.

-Tengo cuarenta años -le dijo él pacientemente-, y tú sólo veinticuatro.

Ella siguió mirándolo del mismo modo, como si siguiera sin ver el problema. Justin exhaló un profundo suspiro.

-Tengo dieciséis años más que tú -le dijo-. ¿No lo ves?, ¿no te das cuenta de la tremenda carga en que esa diferencia de edad se podría convertir para ti?

Los ojos de ______ escrutaron su apuesto rostro.

-Hace ya mucho que dejé de penar por ti, Justin. Me dejaste muy claro que no sentías nada por mí. No te odio, pero ya tampoco te amo. Te aseguraste de que así fuera, y ahora ya no tienes de qué preocuparte -le dijo sin expresión alguna en sus ojos-. Nunca volveré a molestarte.

A Hidden History (justin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora