Capitulo 37

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______ se puso tensa. No se atrevía a dar crédito a lo que creía que acababa de oír.

-¿Has dicho... casamos? -balbució en un hilo de voz.

Justin la hizo rodar sobre el costado para poder mirarla a los ojos.

-No me gustaría que nuestro hijo fuera ilegítimo.

-Pero si tú nunca has querido casarte... -insistió ella.

De sus ojos empezaron a brotar lágrimas de incredulidad y dicha, y Justin las secó con sus labios, esbozando una sonrisa de autorreproche.

-Es verdad, nunca hasta ahora he querido casarme -admitió-, y temo que un día te cansarás de mí y desearás haber esperado a que apareciera alguien más joven en tu vida, pero estoy dispuesto a arriesgarme y enfrentarme a eso como un hombre cuando llegue el momento.

______ lo miró con adoración.

-Pues tendrás que esperar mucho para que llegue ese momento -le susurró-. Me enamoré de ti cuando apenas había salido de la adolescencia, y desde ese día no he dejado de amarte. Renunciaría a todo por estar contigo, Justin, a todo...

Las mejillas del ranchero se tiñeron de rubor.

- ______...

-No pasa nada, Justin. Yo... yo sé que tú no sientes lo mismo por mí -murmuró-, pero tal vez cuando nazca el niño y empieces a quererlo, serás
feliz.

Él estaba tan embargado por la emoción que apenas podía hablar. Acarició los suaves labios de ______, tratando de hallar las palabras adecuadas.

-Esto es tan endiabladamente difícil para mí... - comenzó.

______ puso sus dedos contra su boca.

-Está bien, Justin, no tienes que decir nada. Lo comprendo.

Los ojos de él se deslizaron por su torso desnudo, y su rostro se contrajo.

-Yo... sé que debe disgustarte la cicatriz, pero tal vez con el tiempo desaparezca -murmuró, bajando la vista ella también.

-¿Cómo puedes pensar que me disgusta nada de ti? -masculló él.

Ella dio un respingo ante el tono de su voz.

-Justin...

-Tus senos son perfectos -le dijo él-. Con cicatriz o sin ella, para mí eres perfecta. Siempre lo has sido. ¡Siempre!

Entonces fue ella quien se quedó sin palabras. Justin peinó su cabello con las manos.

-Te deseo, ______, te deseo desde que te vi por primera vez, aquel día que Sandy nos presentó, y desde entonces no he podido sacarte de mi cabeza.

Esa confesión la dejó sin aliento, y se incorporó, quedándose sentada y mirándolo sin dar crédito aún a lo que estaba sucediendo.

-¿No vas a reírte? -la invitó Justin-. ¿No sientes deseos de refregármelo por las narices? Te he dado motivos más que suficientes, atormentándote todos estos años.

-No, no quiero vengarme -respondió ella-. Sólo tenerte al fin a mi lado. Oh, Justin, te amo tantísimo... -murmuró-, te amo más de lo que puedas imaginar.

-Demuéstralo. Cásate mañana conmigo.

-Mañana -asintió ella suavemente, sintiendo como si estuviera dentro de un sueño.

El epilogo lo publicare como dos días después, gracias a los que votaron por esta novela y a los que se tomaron el tiempo para leerla.

A Hidden History (justin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora